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jueves, marzo 28, 2024

Contradicciones

Mientras que la Guardia Nacional defiende que el estado y Celaya son seguros, el presidente de México, en un afán evidente, criticó que los congresistas del PAN se opongan a la adhesión de la esta fuerza a la Sedena.

En tanto, en Guanajuato las autoridades defienden que a pesar de la racha de violencia, en el estado los homicidios van a la baja.

La fricción de las parte es constante e irónico pues terminan politizando un derecho máximo de la ciudadanía: la paz y la tranquila.

La presencia de la Guardia Nacional en las calles, así como la de cualquier otro cuerpo de seguridad, no son principios de tranquilidad, sino de desconfianza e inseguridad.

A los poderes parece que se les olvida la ciudadanía, pero irrisoriamente caen en contradicción, pues por un lado, el presidente de la República, quien pretende defender la “militarización”, es contradicho por el mando de la Guardia Nacional.

`Ley seca´, ¿para qué?

Como cada año, con motivo de las fiestas patrias varios Ayuntamientos disponen que se aplique la llamada `ley seca´ en su territorio. 

El propósito no parece tratar de incidir en el menor consumo de bebidas alcohólicas, sino únicamente que los negocios autorizados para venderlas en botella cerrada, no lo pueda hacer. 

Obvio es que con ello buscan favorecer al sector restaurantero y de bares, solamente. 

Se trata de esa misma `ley seca´ muy cuestionada en días electorales y que algunos lugares, como la capital del estado, aplican todos los domingos por la tarde, inclusive a cervezas sin alcohol, al final de cuentas se trata de cervezas, diría alguien. 

En realidad no hay un estudio que indique que esa medida baja los índices de consumo de alcohol, y si lo hubiera no está actualizado, por lo que la disposición solo es una de esas anacrónicas costumbres que tuvieron y siguen teniendo como finalidad aplicar medidas diferenciadas a sectores similares del comercio. 

Así, una vez más este año tendremos lugares en los que no se podrá comprar este tipo de bebidas en las tiendas, sin la mayor reflexión de las autoridades, o con la mayor complicidad de ellas. 

Aplicar reglamentos obsoletos, es una forma de ver cuán obsoletos son algunos de nuestros gobiernos. 

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