La Fiscalía General del Estado (FGE) antes Procuraduría General de Justicia tendrá primera vez un Órgano Interno de Control, y la terna ya se encuentra en análisis en el Congreso del Estado.
Por esta primera ocasión fue el propio fiscal general, Carlos Zamarripa Aguirre quien envió las tres propuestas, después de que el órgano a su cargo realizara algunas entrevistas para que posteriormente fueran revisadas por la Comisión del Gobernación y Puntos Constitucionales del Legislativo.
En ese sentido el día de ayer se llevaron a cabo las reuniones de los integrantes de la terna con esa Comisión.
Cabe señalar que entre los propuestos se encuentra el actual titular del Área para la Administración y Disposición de Bienes de la FGE de nombre Pedro Garza Suárez.
Otro de ellos es Juan Manuel López Reyes, quien se desempeña actualmente dentro de la Auditoría Superior del Estado (ASEG). La única mujer es Concepción Díaz Macías quien tuvo un cargo dentro de la ASEG.
Y es que la Ley Orgánica de la Fiscalía General del Estado no contempla que para ocupar el puesto de contralor exista la prohibición de que se desempeñen en un cargo público, o incluso en la propia FGE.
Será hasta que el contralor o contralora electa termine su cargo cuando un Consejo integrado por ciudadanos y personal de la FGE decida quién será el próximo.
Así, queda en manos del Pleno del Congreso la autonomía del principal órgano de control administrativo que tendrá la Fiscalía.
Sin duda la autonomía de ese órgano de control es indispensable para empezar a construir y fortalecer la de la propia Fiscalía, ojalá el Congreso también lo entienda.
Van por otro incremento tarifario en León
Los transportistas de León ya están por pedir el aumento tarifario de cada trienio… y ocurre lo mismo de siempre, se comprometen a que será el último, que en los próximos tres años no habrá y que para poder ‘ganárselo’ harán mil arreglos a las unidades.
El último incremento, en 2016, dejó una tarifa general de 11 pesos; una de las más altas a nivel nacional pero que intentó ser justificada por la cantidad de trasbordos y rutas que pueden tomarse con tan sólo pagar un sólo pasaje.
Ciertamente el transporte público en León tiene sus puntos positivos: las unidades son de modelo recientes, hay un sistema efectivo de cobro y la red del Sistema Integrado de Transporte abarca buena parte de la ciudad.
Pero basta darse una vuelta por cualquier colonia para entender las quejas de los ciudadanos: las rutas van llenas y tardan hasta media hora en pasar, las ‘orugas’ no tienen aire acondicionado y en ‘hora pico’ y temporada de calor es un suplicio tomarla, hay inseguridad en los paraderos y dentro de las rutas, entre otras tantas.
Los transportistas seguro harán compromisos para obtener ese incremento que desean, pero ojalá que las autoridades y los ciudadanos exijan que sí se cumplan, y que sea a la brevedad, no en un lapso máximo de 3 años, cuando como cada trienio, quieran hacer su luchita por subirle otros centavos al precio del pasaje.
