La fase dos de la contingencia por coronavirus ya está haciendo mucho más evidente que la economía se está deteniendo en México y uno de los sectores más golpeados será el de turismo y servicios.
La muestra se puede apreciar en Guanajuato capital, que es una de las ciudades turísticas más importantes de México y en donde el 50 por ciento de los hoteles y moteles ya cerraron sus puertas debido a la escasísima, casi nula ocupación de habitaciones.
Pero el tema va más allá, pues los hoteleros calculan que en los próximos días irán incrementando el número de establecimientos que se cierran. Apenas hasta ahora la pérdida económica se estima en 15 millones de pesos, pero seguro que el daño escalará tremendamente, pues aunque se piensa que la contingencia pudiera concluir el 30 de abril, esto es incierto.
La situación es muy similar en otros municipios como en León en donde los hoteles y moteles también han optado por cerrar.
Los hoteleros están pasando por una situación complicada y aun así tratan de mantenerse optimistas, y la muestra es que algunos de ellos en León e Irapuato ‘dibujaron’ corazones con las luces de sus ventanas, para demostrar que están dispuestos a soportar una crisis de salud y económica con consecuencias que parecen no poder medirse.
Dar su brazo a torcer
Los empresarios guanajuatenses, así como el gobierno del Estado esperan que pronto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador brinde los apoyos necesarios para que no se vean perjudicados por la contingencia sanitaria del COVID–19.
Están aterrados, y tienen razones para ello. Los empresarios saben las eminentes pérdidas económicas que esta pandemia traerá consigo en todos los sectores.
También están conscientes de número de familias que dependen de ellos y que, más allá de pedir apoyos a los gobiernos –que no es cuestionable– deben de encontrar la manera de seguir aportando a la economía del estado y de sus trabajadores, sin ponerlos en riesgo.
A los trabajadores se les debe de dar la seguridad de que no perderán sus empleos, que seguirán teniendo un sueldo y que saldrán lo menos afectados por esta contingencia; y a los empresarios se les debe de dar la certeza de que habrá condiciones para que sigan generando empleos. Debe de haber equilibrio.
Si los transportistas piden a los empresarios, que cambien los horarios de sus trabajadores para evitar contagios, las firmas entonces deben de dar su brazo a torcer y generar las facilidades necesarias para que la mano de obra no se detenga.
Lo cierto es que en la medida en la que haya mejores condiciones y más garantías por parte de los gobiernos y los empresarios, tendrán situaciones más favorables los trabajadores en esta contingencia.
