Aparentemente, frente a los guanajuatenses hay una cortina anticorrupción, pues aunque en la realidad se incrementaron los actos y las víctimas de corrupción en el estado, la percepción general de los ciudadanos es que en 2019 hubo menos corrupción que en 2017, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Calidad de Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019 que realiza el INEGI.
La encuesta realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), recoge datos que hacen pensar que algo nubla la percepción de los guanajuatenses en materia de corrupción puesto que en 2017, 91 de cada 100 guanajuatenses consideraba que hay actos de corrupción frecuentemente, y en 2019, 80 de cada 100 creían que la corrupción es frecuente, es decir el 11 por ciento se convenció de que la corrupción ya no es frecuente en Guanajuato.
Sin embargo, nada más lejano de la realidad porque en la incidencia de corrupción y víctimas de corrupción los números se fueron al alza en varios rubros, y Guanajuato se mantuvo dentro de los cuatro estados donde la corrupción creció.
Por supuesto, las instituciones que más le abonan a esta cifra son las de Seguridad Pública, como es habitual, lo que denota una incapacidad de dichas instituciones para erradicar practicas corruptas en la interacción de los elementos policiacos con los ciudadanos.
Después de las corporaciones, los trámites donde más actos de corrupción se cometieron fue en los de vivienda o programas sociales y en los trámites municipales, que además tuvieron un crecimiento con respecto a la encuesta pasada a nivel nacional.
La tasa de víctimas de corrupción creció más del 80% y la tasa de actos de corrupción se disparó en un 161% pese a esto parece que los guanajuatenses prefieren creer que la corrupción no es cosa frecuente.
¿Y a los policías quién los cuida?
Fue en diciembre del 2019 cuando llegó Miguel Ángel Simental para asumir el cargo de secretario de Seguridad. Una semana después ocurrió el primer asesinato de policía, desde entonces a la fecha suman ya 11 elementos que perdieron la vida.
El 12 de marzo, cuando fueron asesinados dos exfederales y compañeros del secretario de Seguridad, fue la última vez que Miguel Ángel Simental y Elvira Paniagua Rodríguez, presidenta municipal, dieron la cara para hablar de la violencia contra la corporación.
Ahora mientras el secretario de Seguridad evade y recrimina a la prensa por cuestionar los ataques a los elementos, la alcaldesa no hace pública su agenda de actividades y prefiere entregar despensas y supervisar obras, antes de emitir por lo menos una condolencia a los deudos de los policías muertos.
Para colmo, parece que la Dirección de Seguridad Pública está dividida, porque la tropa operativa con arraigo de servicio, aún no logró amalgamarse con los 40 efectivos exfederales que llegaron como grupo de confianza del secretario Simental.
Sí, es cierto. Hay contingencia sanitaria y esto puede desviar la atención primordial de las autoridades, pero no ha frenado los ataques y homicidios contra los policías, y si ni ellos están seguros, ¿qué confianza pueden tener los ciudadanos?
