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jueves, marzo 28, 2024

Desatinos de una alcaldesa en un 2 de octubre

La marejada de estudiantes que se le vino a Elvira Paniagua terminó de evidenciar que se concibe rebasada y sola, ante la inseguridad que prevalece en el municipio que debiera gobernar.

Minutos antes del tsunami de 14 mil estudiantes con consignas y exigencia de justicia que se desplazó hasta la Presidencia Municipal, la alcaldesa celayense, en redes sociales, difundió un mensaje a la ciudadanía.

Aparentemente en un intento por suavizar la manifestación que los alumnos del Instituto Tecnológico de México campus Celaya habían convocado para la mañana de este miércoles. Este discurso, justamente es el que dejó ver cual es su percepción de la situación.

“Hemos puesto todo nuestro esfuerzo y dedicación para acabar con la problemática de inseguridad”, sentenció con aplomo la alcaldesa y la pregunta es, ¿Si ya pusieron todo su esfuerzo y dedicación entonces ya no tienen más qué poner? porque la situación exige mucho más todavía. Esta frase hace pensar que se siente rebasada por la situación de inseguridad.

Otra frase desafortunada la lanzó en el mismo video, que en cualquier otro momento habría sido irrelevante pero ahora fue el más inoportuno: “El verdadero enemigo está en las calles…” -justo en el momento en que miles de estudiantes inundaban las calles del municipio cajetero- “… y se llama delincuencia”, cierra la idea. También los estudiantes tienen que salir a la calle, también están en las calles, estudiando, trasladándose, trabajando, exigiendo justicia, en este punto le falló el tacto.

Los desatinos no quedaron ahí, también intentó ganar la simpatía de los ciudadanos mediante la frase “Yo estoy de su lado pero también necesito que ustedes estén conmigo” y es lapidaria, pues siendo la alcaldesa, la representante máxima de los celayenses parece no sentir el acompañamiento de los ciudadanos, por eso le es necesario pedirles que estén con ella, hace pensar que además de rebasada se siente sola (sin el respaldo de sus gobernados).

Por si no fuera suficiente, con los 14 mil jóvenes a sus puertas, a mitad de un intento de negociación con una comitiva de estudiantes y ante la exigencia de éstos por que saliera a dar la cara, la alcaldesa hizo su aparición en el patio central del palacio municipal para “atender” a los manifestantes.

Pero acabó quedándose a medio pasillo, no fue siquiera hasta el centro de su propia sede. Rodeada de gente que la protege tomó un altoparlante de los estudiantes y enunció un mensaje lleno de lugares comunes, en el que no dijo nada distinto del ya enviado por redes, el cual cerró con una falta total de empatía y evidente molestia en su rostro “vamos a continuar si nos lo permiten”, como si la presencia, consignas y rechiflas de los estudiantes fuera lo que más le molestara y no la inseguridad que las causó.

No atendió peticiones, no respondió preguntas, no permitió un diálogo general, se dio la media vuelta y volvió a encerrase con su comitiva, lo que evidentemente causó mayor molestia a los estudiantes quienes le gritaron desde “fuera, fuera”, hasta “renuncia” y “asesina”. Vaya falta de tacto para lidiar con una protesta estudiantil, justamente un miércoles 2 de octubre.

Adéndum

Mención aparte merece una creciente incidencia de negocios que cierran sus puertas a causa de las extorsiones, el caso recientemente más sonado fue el de la agencia de automóviles rafagueada en últimos días, de la cual el presidente de la AMDA confirmó que la agresión se dio por una negativa a la extorsión, además que no ha sido la única objeto de este delito.

Normalizar la violencia

El alcalde de León, Héctor López Santillana se resbaló con la declaración dada este miércoles, en donde asegura que las agresiones de las que recientemente han sido víctimas algunos policías son “una reacción natural” a sus funciones.

No fue el comentario más atinado si se toma en cuenta que el estado de Guanajuato ocupa el primer lugar a nivel nacional en homicidios de elementos de seguridad pública, y que a ese desafortunado número, se sumó recientemente el oficial de la corporación leonesa, Gerardo Rafael Soriano Álvarez.

La violencia hacia cualquier ciudadano, sea de seguridad pública o no, no se puede normalizar y no debería verse nunca como una “reacción natural”.

Si se toma en cuenta todo el contexto de la declaración de López Santillana, podría entenderse que el alcalde trataba de referirse a que las agresiones de las que han sido víctimas los policías de la corporación de León, no son ataques directos en su contra y no tienen relación con actividad ilícitas o relacionadas al crimen organizado, como parece ocurrir en otras localidades.

Lo malo es que López Santillana incluyó en su declaración la frase “reacción natural” y entonces, da a entender que es “normal” que los policías tengan que ser agredidos.

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