Tras la decisión del Ayuntamiento capitalino de no aprobar el Programa de Ordenamiento Territorial, los grupos ecologistas que han participado en el desarrollo del mismo y en la defensa del paisaje de la ciudad Patrimonio de la Humanidad, convocaron al Ayuntamiento -con especial interés de dialogar con los 8 integrantes que votaron en contra de dicho trabajo-, para que explicaran públicamente sus razones.
Se trataba pues de unos de los más elementales ejercicios de rendición de cuentas. Explicar pública, pero también detalladamente las razones de su voto, ante quienes de verdad han leído, analizado, participado y alentado el proceso de planeación en el municipio.
Hasta el alcalde interrumpió sus labores de bombero en la Unión Americana para estar presente en la reunión virtual, pero no hubo forma de que los 8 ediles, de los que se requería una explicación dieran la cara.
Por lo menos se esperaría que estuvieran listos para el debate, para rendir cuentas y para que nos dijeran a qué intereses privados obedecieron, pues a pesar de que algunos reconocieron la existencia de tales presiones, siguen sin ser capaces de ponerles nombres y apellidos.
Pero su respuesta no fue la de servidores públicos, ni de aquellos que ahora quieren volver a ser candidatos. Si acaso no pasaron de ser solo unas avestruces.
El PEF ¿A favor de la austeridad o en contra del desarrollo?
Alma Alcaraz, dirigente estatal de Morena -o al menos una de ellas- ha salido a defender la propuesta de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF), asumiendo que las quejas en contra son por no entender la austeridad, por corrupción y por querer destinar esos recursos en los estados para favorecer a los partidos gobernantes en las elecciones del siguiente año.
Es probable que sea cierta su aseveración, pero nada, absolutamente nada garantiza que Morena y el gobierno federal no pretendan hacer lo mismo de lo que acusan a los estados inconformes. Ejemplos hay varios en el país, incluso en la entidad.
Lo que menos ayuda a la comprensión del PEF son las descalificaciones o defensas a ultranza. El PEF merece un serio debate entre la federación y los estados, pues desde cada municipio y cada entidad federativa se definen programas y acciones esenciales para el desarrollo, no solo desde la federación.
Hacerlo como se pretende desde el gobierno federal corresponde a un centralismo, que la autollamada cuarta transformación debería de desterrar, no de reforzar.
