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jueves, abril 25, 2024

El caso Devanny, un botón de muestra

El asesinato de Devanny cimbró a la comunidad LGBT+ en Guanajuato, pero también al país. Su caso se suma al historial de víctimas de crímenes de odio y agresiones, que siguen estando latentes frente a la impunidad que prevalece.

Devanny fue ultimada de varios balazos en su estética, pero ya tenía amenazas. Ella apenas estaba logrando su cambio de identidad de género.

En Guanajuato no sólo existe la exigencia de que no se repitan crímenes contra la comunidad LGBT+, sino que el Estado pueda garantizar sus derechos.

A estas alturas el PAN, a través de sus diputados no han querido legislar para avalar la unión entre personas del mismo sexo, también cambiar las leyes para avalar un cambio de identidad y menos para abrir el tema de la adopción entre parajes del mismo sexo.

En pleno siglo XXI, es importante que las autoridades gobiernen con igualdad y respetando la identidad de las personas.

El domingo el parte de la policía municipal se refería a Devanny como un “hombre no identificado viste un vestido rojo con dorado y zapatillas negras”. Hasta en su muerte, el Estado se ha negado a reconocerla.

¿Qué parte no entiende Ricardo Ortiz?

Por hablar de más, el alcalde, Ricardo Ortiz Gutiérrez recibió recomendaciones de la Procuraduría de Derechos Humanos del Estado de Guanajuato (PRODHEG).

Sin embargo, como asegura no estar de acuerdo con muchas de las recomendaciones de la Procuraduría y peor aún que no le han dado a conocer la última resolución emitida el dos de septiembre, pues nuevamente arremetió con indirectas muy directas a la juez Administrativa, Sandra Baeza.

Y es que aunque inmediatamente rectificó que lo decía en forma muy general, lo cierto es que en tercera persona precisó “me portó mal, hago porquerías dentro de… y luego me quejo en Derechos Humanos”.

El alcalde no aprende y de hecho ya no lo hizo, defiende el respeto a los derechos humanos, pero por otra parte, subestima la Procuraduría, pues dice “para eso está”.

Y sí, sí está para eso, pero de qué sirve cuando alcaldes como Ricardo Ortiz no lo alcanzan a entender.

En serio, ¿No es soberbia?, eso apenas estará por verse, pues Ortiz Gutiérrez ya sumaría dos disculpas públicas por ofrecer y todavía habrá que ver cuántas faltan o cuántas no hizo.

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