Luego de que la diputada Alma Alcaraz acusara que en el Congreso estaba ocultando la minuta enviada por el Senado para discutir la reforma constitucional al Poder Judicial, se armó un debate que puede parecer bizantino, pero nos da idea de lo polarizados que están nuestros y nuestras diputadas, nada más porque sí.
Alma Alcaraz tenía razón: el Congreso, concretamente el presidente, no había dado cuenta de la existencia del correo electrónico remitido desde el Senado; sin embargo, Bricio Balderas, quien en este momento está a cargo de la Presidencia, salió más tarde a aclarar que el mensaje había llegado a su bandeja de “correos no deseados” y que no se había dado cuenta de ello.
No sólo eso, Bricio incluso pidió una disculpa.
El problema es que para entonces, los ánimos se habían encendido. La diputada panista Susana Bermúdez usó la tribuna, no solo para desmentir a la morenista, sino para afirmar que el Senado no había mandado tal documento, porque tenían miedo del posicionamiento de Guanajuato.
Bermúdez olvidó que para entonces, ya algunos Congresos de mayoría panista habían votado en contra la reforma, lo que hacía suponer que se habría remitido a todos, no solo a aquellos estados en los que el Poder Legislativo es de mayoría morenista.
Así, las afirmaciones de Susana no solo la hacían ver como desinformada, sino provocando una polarización innecesaria, que hace ver muy mal a nuestros y nuestras legisladoras, de quienes la ciudadanía espera que estén mejor informadas y que sus debates sean de altura.
Al final del día, ni el PAN estaba escondiendo el documento enviado por el Senado, ni la cámara alta tenía miedo de lo que dijeran los y las diputadas guanajuatenses; todo fue una suerte de comedia de enredos, que sacó a flote afirmaciones polarizantes de Susana Bermúdez, que como tales no aportan al debate.
Guanajuato tiene “transporte ecológico”
Durante años, años y más años, los capitalinos han tenido que sobrevivir con un transporte público de muy mala calidad: unidades viejas que se descomponen en el camino, muchos tiempos de espera y conductores que trabajan con poca pericia.
Por si fuera poco, hace unos meses las autoridades aprobaron un aumento de dos pesos a la tarifa de este servicio… y dentro de poco, se concretará el incremento de un peso más.
Una de las condiciones para que se aterrice el aumento de tres pesos, es que los transportistas compren cinco unidades nuevas. Ya llevan una, les faltan cuatro.
Los transportistas se han visto obligados a renovar la flotilla a cambio de recibir un beneficio económico, y ya con la primera compra, salen a presumir que ya se están generando menos emisiones contaminantes de CO2.
Sólo por una unidad entre todas las que circulan por el municipio. Una sola que cumple con la Norma Euro V y otras cuatro que llegarán de la misma manera. Y es algo lógico, pues las unidades nuevas que se están vendiendo, cumplen forzosamente con normas ecológicas internacionales.
Los concesionarios deberían estarse preguntando, ¿Qué harán con todas las unidades que tienen circulando y que ni siquiera pasan la revista mecánica?