Cuenta la leyenda, que la exalcaldesa Betty Hernández corrió a Querétaro, luego de haber concluido su muy observada administración; pero claro, todo indica que en la víspera de una contienda electoral, regresó más salmantina que nunca.
Y es que ya ha sido vista en algunos eventos de Morena, incluso de organizadora, y habrá que recordar que al menos ante el ojo público, era incondicional a Alma Alcaraz, actualmente, la elegida para contener por la gubernatura de Guanajuato.
Alma Alcaraz, que al igual que ella pasó por las filas del PAN, siempre defendió a Betty Hernández, a pesar de las observaciones hechas por la Auditoría Superior del Estado por la compra de 22 mil luminarias y una camioneta comprada al triple de su valor, todo esto en una negociación con una empresa dedicada a la venta de telefonía y cómputo.
Betty Hernández buscó la reelección con el partido hermano de la izquierda al ser rechazada por Morena y obviamente perdió.
No sería extraño que el guinda, ahora que determinó que será una mujer la que lleve la candidatura, con lo que ha roto la aspiración de César Prieto por buscar la reelección, le devuelva la esperanza a Hernández Cruz
Y es que ahí es donde se notaría cómo anda el comadrazgo y compadrazgo del que siempre se han quejado los militantes morenistas al referirse a la derecha; porque es tiempo de mujeres, y pareciera que la ahora presidenta del DIF Salamanca, Eugenia Martínez, también podría buscar la candidatura.
El PRI sin brújula
Tal vez hubo una época en la que el Revolucionario Institucional marcaba agenda. Eran quienes hacían la política nacional y local… tal vez.
Hace mucho tiempo que eso no pasa, ni siquiera en esta última etapa en la que detentaron la Presidencia de la República, pues si bien hubo esperanzas puestas en que a los priistas les hubiera caído el veinte del hartazgo social y de que tenían que hacer las cosas diferentes, no solo no ocurrió, el PRI fue lo que siempre ha sido y entonces volvió a quedar sumido en escándalos de corrupción, de incapacidad, de soberbia… de todo.
Todo este escenario ha colocado al otrora partido del “carro completo”, como un satélite inútil del panismo. Es probable que si no estuviera todavía el PRD, ni eso sería.
Incapaz de leer el costo de esas prácticas, el priismo las repite, y lo seguirá haciendo hasta desaparecer.
En lo local, por citar el ejemplo más reciente, el tricolor ha perdido a Yulma Rocha, sin duda una de sus mejores cuadros femeninos.
Pero no conformes con perderla, le dan, con bombo y platillo, en medio de aplausos, la bienvenida (de nueva cuenta) a Juan Carlos Castillo, alcalde de San Diego de la Unión y uno de sus hombres más cuestionados por violencia familiar, acoso, violencia laboral y varias cosas más.
Pensándolo bien, tal vez la brújula no es lo único, ni lo más importante en el extravío priista.