Zona Franca quiso conocer las razones por las cuales el alcalde de Guanajuato capital, Alejandro Navarro decidió no acatar las recomendaciones que él mismo hace sobre el manejo de la pandemia y hacer un viaje a Cancún, así como mantener abiertos -hasta que se hizo público en los medios- los negocios de su familia, aunque la indicación federal y estatal también fuera que no se viajara y que ese giro de negocios se mantuviera cerrado.
La respuesta que obtuvimos fue el silencio. El total silencio y empezar a caminar huyendo del reportero. La escena podría resumirse en aquella frase de Carlos Salinas: “ni los veo, ni los oigo”.
El problema es que si en aquella época la frase era un insulto, actuar con esa inspiración hoy, lo es más, pues demuestra una enorme intolerancia a la verdad, a la transparencia, al acceso que tenemos a la información pública, porque simplemente refleja que gobierna desde el desprecio.
Irapuato, una sociedad harta de la violencia
Ayer por la mañana fue convocada una marcha contra la inseguridad en Irapuato.
Tras los terribles hechos de violencia que ha vivido y está viviendo ese municipio, parece una reacción normal de la sociedad salir para decirse cansada de lo que ocurre.
Por diversas razones, que pudieron ser miedo a salir, desorganización… las que sean, se concentraron pocas personas.
Lo cierto es que tras la convocatoria en redes sociales, no se hicieron esperar también las amenazas en contra de la manifestación.
Más allá del número de personas que se animó a salir y expresarse en contra de la violencia y a reclamar un clima de paz y tranquilidad, cometerá un grave error quien crea que porque no se logró la concentración de miles de personas, no se debe tomar en serio el hartazgo al miedo, a ver como han ido perdiendo su ciudad.
Como también será un error considerar que ese cansancio solo ocurre en Irapuato, sin reconocer lo que está sucediendo en cada rincón de nuestro estado.
