En medio de las declaraciones del alcalde Alejandro Navarro sobre la certeza de él, y solo de él, de que Guanajuato capital es segura, se hizo saber ayer del hallazgo de una fosa con dos cuerpos en uno de los cerros que enmarcan la parte histórica de la ciudad.
A pesar de los crecientes índices de inseguridad de los que se da cuenta cotidianamente, la capital no había sido parte del mapa de fosas clandestinas que conforman buena parte de los municipios del sur del Estado y que denotan la presencia de mecanismos de violencia e impunidad mucho más graves.
Sin duda en el gobierno municipal habrá quien trate de minimizar el hecho y de considerarlo como algo aislado.
Lo cierto es que la realidad una vez más se le estrella en la cara a Navarro, mientras el alcalde prefiere seguir haciendo videos para Tik Tok, que darse cuenta de lo que pasa en el municipio que cree gobernar.
Se acaba el gas
Más de la mitad de la energía que se utiliza en la industria local proviene del gas natural. En este momento, las empresas están sufriendo porque las reservas del país no son suficientes y entonces hay que importarlo de Estados Unidos; pero en estos momentos no existe la posibilidad de surtirlo.
El problema es mayúsculo y afecta a muchos sectores: desde el manufacturero a gran escala como las ensambladuras Mazda y Volkswagen que tuvieron que detener su producción; hasta el pequeño comerciante, como los tortilleros que requieren del gas para poder producir.
Como si el sector económico no estuviera suficientemente golpeado por la pandemia, ahora se tienen que autoimponer paros técnicos porque, según palabras de los industriales, hasta podría ser más costoso producir.
El problema no sólo se resuelve con volver a procurar el abasto, sino que lleva consigo la falta de previsión de los gobiernos federales pasados, y del actual, para procurar que México produzca su propio gas natural o que avance en energías renovables.
