Las cifras del Secretariado Ejecutivo Nacional no mienten, Guanajuato sigue siendo número uno en violencia, en muertes, ejecuciones. Algo anda mal.
El recuento trimestral que hizo el ejecutivo señala que en el ranking de Estados, la entidad ya superó a quienes por mucho tiempo conocimos como las zonas peligrosas, los lugares que había que evitar y que evidentemente vinieron cayendo en economía y turismo.
El INEGI acaba de señalar también que la gente de dos ciudades emblemáticas del estado no se sienten seguras: León y Guanajuato capital.
Aunque las autoridades hablan de la percepción como algo que tomará tiempo cambiar en la ciudadanía, lo que ocurre a diario en el Estado no se puede ocultar y tampoco se puede pedir paciencia para quienes a diario escuchan balazos, ven patrullas a toda velocidad llegar a su colonia y peor aún no es lo único.
El mismo secretariado pone la lupa en otros delitos como el robo a casa habitación, es decir; los guanajuatenses no están seguros ni en sus casas.
Como muchos seguimos esperando los resultados en seguridad…
Dos casas hogar, ¿Aviso?
En 2017 un caso de abuso en una casa hogar en Salamanca alertó a todos en Guanajuato, ésta era dirigida por el padre Pedro Farías. Los abusos y las condiciones en las que vivían los menores llevó al cierre parcial del lugar, y los niños fueron puestos al cuidado del DIF Estatal.
Aunque no se volvió a abrir el lugar (hasta ahora), tampoco se esclareció el tema y el sacerdote fue exonerado, de las cinco causas penales en su contra ninguna causó efecto.
La semana pasada brincó un nuevo caso pero ahora en Celaya “La casa del niño pobre”, donde vivían alrededor de 50 menores y adolescentes, y dos fueron abusados presuntamente por un colaborador.
Ya hubo un detenido, era el chofer al que se le imputan delitos contra la niñez.
Esto nos recuerda la necesidad que parece que aún no ven como urgente en el gobierno, de tener un padrón actualizado y vigilado de casas hogar…son niños los que viven ahí.
