Apenas fue un comentario al aire y no es que hablara concretamente del proyecto El Zapotillo, pero el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador fue claro en dos cosas: No más presas y sobre todo sin presión a la gente.
Repasemos.
¿Cuál presa tiene más de 10 años sin lograr un avance y solo tira recurso? ¿Qué pueblo tiene más de 25 años en resistencia? ¿Qué proyecto hidrológico tiene a Jalisco y Guanajuato en incertidumbre?
El Zapotillo responde todas las anteriores, así que es normal que cuando el presidente hable de presas en sus conferencias mañaneras la atención se dirija al proyecto.
Ayer nos hizo tambalear un poco, al responderle a un reportero que hablaba de La Parota, proyecto que como El Zapotillo tiene tiempo atorado y donde también hay resistencia.
“Lo de la Parota tiene oposición y no se va construir esa presa, como no vamos a construir otras presas”, lanzó claramente López Obrador.
“No se puede hacer ninguna obra en contra de la voluntad de la gente”, insistió Obrador.
Ya va casi un mes de este 2020 y no hay claridad (como en muchos otros) de este tema tampoco, sigue habiendo una deuda por parte del morenista con pobladores y productores para reunirse.
La resistencia de los pobladores no ha cesado, ni cesará. Como tampoco acabarán los nuevos grupos a favor de El Zapotillo como los dos recientes; uno que conjuga empresarios leoneses y jaliscienses así como Pro Guanajuato integrado por exlíderes de cámaras empresariales que también van a favor del proyecto.
Habrá que aclarar si el presidente habló en general de todas las presas, diciendo que no van, y de que es un nuevo no a El Zapotillo.
El PRI se aferra a su división
Tal parece que el PRI es imposible que supere sus diferencias.
Hay quien dice que sí solo quedarán dos priistas, aún así el partido tendría diferencias irreconciliables. Al menos eso ocurre en la capital del estado.
Mientras que otros municipios han avanzado en el proceso de cambio de dirigencias, como el caso de León, en el que a pesar de haberse inscrito 18 aspirantes, de por lo menos cuatro diferentes corrientes, lograron lo que no parecía siquiera probable: ponerse de acuerdo y convenir en una candidatura común, que encabezan Pablo López y Aracely Escobar.
En Guanajuato capital se había logrado el consenso necesario entre todas las fuerzas, incluido aquel grupo que alguna vez se consideró el único merecedor de todas las candidaturas priistas: “Los Sectarios”.
Todo iba bien y el priismo capitalino perfilaba a Claudia Rendón Muttio, una joven empresaria, que había aceptado encabezar ese ejercicio de unidad, hasta que de última hora se registró una segunda fórmula liderada por Jesús Figueroa -un viejo líder de aquellos programas de Solidaridad- y Alicia Uribe, ésta última secretaria de la actual regidora Tey Navarrete, ambos impulsados por Edgar Castro, quien tal parece que está dispuesto a medirse nuevamente en Guanajuato, sólo que ahora contra todas las fuerzas que alguna vez lo apoyaron.
