Sin que pase nada, más que declaraciones de las autoridades (in)competentes, siguen aumentando las agresiones y las muertes de periodistas en nuestro Estado.
El pasado fin de semana mataron a Kristian Uriel Zavala, en el municipio de Silao, cuando se dirigía a la comunidad de La Aldea.
Kristian ya había sido amenazado, desde hace varios años y a consecuencia de ello se supone que estaba bajo la protección del mecanismo estatal dedicado a ello.
Sin embargo, una vez más dicho mecanismo falló y su falla fue mortal, pero no solo eso, todo supone que las investigaciones sobre tales amenazas quedaron en la impunidad.
Por eso la condena que hacen las autoridades sobre estos hechos es una ironía, pues la gravísima omisión de ellas es parte de lo reprochable.
Decir, como lo ha hecho la alcaldesa de Silao, Melanie Murillo, que ofrece su apoyo a la Fiscalía para esclarecer lo sucedido, significa un reconocimiento enorme a su propia incompetencia, pues tocaba y toca a esa autoridad prevenir estos casos.
Declarar, como varios de nuestros y nuestras diputadas, que ahora urgen a la Fiscalía a dar rápido con los responsables, es un lugar común para salir del paso.
Ninguno de los legisladores reclamó a la Fiscalía no haber investigado oportuna y adecuadamente las amenazas de las que fue objeto Kristian; como tampoco reclaman a la alcaldesa su enorme negligencia en el cuidado de los y las silaoensas.
Desde hace mucho es tiempo de que nuestros gobiernos comprometan algo más que sus palabras en favor de la seguridad de los y las periodistas, así como del resto de los guanajuatenses.
Autoridades tienen buenas intenciones para el #8M
Se acerca el 8 de marzo y con ello, colectivas feministas ya tienen previstas movilizaciones en prácticamente todos los municipios.
Por desgracia, año con año, muchas autoridades, medios de comunicación y sociedad concentran sus críticas en todos los “daños”, pintas y “desmanes” que las chicas hacen durante la manifestación; y se deja de lado el verdadero sentido de las marchas: la exigencia por una vida libre de violencia.
Algunos desaciertos cometidos por gobiernos municipales como en León e Irapuato, han provocado que se modifiquen los reglamentos para garantizar la libre manifestación y el respeto a la integridad de las mujeres.
En León, desde hace dos años que en las manifestaciones feministas se respetan todas las expresiones, por lo que no hay represión a las chicas que deciden romper, quemar o pintar; tampoco hay policías que acosen e intimiden.
Para este 2025, en Guanajuato capital y Celaya, las autoridades municipales han coincidido en que respetarán la iconoclasia y que no habrá represión y represalias.
La alcaldesa capitalina, Samantha Smith incluso señaló que podría dejar las pintas durante algunas semanas, con la intención de que las quejas plasmadas por las chicas puedan visibilizarse.
En Celaya, el alcalde Juan Miguel Ramírez dijo que las manifestaciones de las mujeres no se comparan con la violencia de la cual pueden ser víctimas.
Estas buenas intenciones tendrán que quedar materializadas el próximo #8M.