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viernes, marzo 29, 2024

Juan Carlos Romero, el priista

Una vez más, Juan Carlos Romero Hicks se ha destapado como precandidato a la Presidencia de la República por parte de la Alianza Va X México. 

Lo hace no obstante que no son los tiempos de definición y que nadie en la alianza está hablando, en este momento, de quién podría encabezar ese proyecto. 

Lo hace también cuando el tema central de los líderes aliancistas es la consideración de un gobierno de coalición, cuyas posiciones tendrían que definir los propios presidentes de los partidos que la conforman y que eso puede significar acuerdos que retarían la imaginación y la gobernabilidad. 

Juan Carlos levanta la mano sin la menor autocrítica a su partido, responsable en buena medida del hartazgo que llevó a muchos a votar por Andrés Manuel López Obrador y sin explicar cómo incorporaría al PRD y al enorme lastre que significa el PRI.

Eso sí, rebasando a las cabezas de la alianza, Romero Hicks afirma que ha tenido acercamientos con los partidos para lograr ser él el candidato. Ese solo hecho hace suponer encuentros que incluyen a Alito, el por demás polémico presidente del PRI.

Tal parece que lo único que importa al exgobernador del Estado es ser él quien aparezca en la boleta por parte de la oposición a Morena, aunque para ello tenga que ser parte de un proyecto priista, no solo de aquel que ha enfrentado en elecciones, sino del actual, sumido en una de sus peores crisis de corrupción, y eso que es un partido acostumbrado a ellas.

¿Será que no importan los principios, ni la ética que pregona Juan Carlos, con tal de seguir en la política, aún a riesgo de mostrar al priista que lleva dentro?

Tortilleros, un gremio olvidado

Para nadie es un secreto que las extorsiones se han incrementado en Guanajuato, negarlo sería como tapar el sol con un dedo.

Sin embargo quienes más lo han denunciado son los tortilleros, un gremio que se ha mostrado valiente al exponer esta problemática.

En Celaya en 2019, los tortilleros fueron a denunciar que estaban siendo víctimas de extorsión, y la consecuencia fue que un grupo armado llegó a disparar y a asesinar a unos locatarios.

Tres años después, los tortilleros siguen reconociendo que son víctimas de delitos, no solo de extorsión sino también de robos a mano armada.

Esto a diferencia de otros gremios o cámaras que han señalado que aunque existen estos delitos, ellos no son víctimas. Esto ocurre sobre todo en cámaras empresariales bien establecidas y que suelen ser atendidas por las autoridades.

A tres años del primer llamado de atención de los tortilleros, resulta una pena que ellos lo sigan padeciendo y que la autoridad no haya volteado a verlos.

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