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jueves, marzo 28, 2024

La Alianza Federalista, el otro México

Primero fue la salida de la Conago de los gobernadores de Guanajuato, Jalisco, Chihuahua, Durango, Aguascalientes, Coahuila, Tamaulipas, Nuevo León, Querétaro y San Luis Potosí; luego han sido los diversos posicionamientos que han establecido ante algunas de las políticas públicas del gobierno federal.

Los reclamos de los 10 mandatarios que gobiernan a más de un 30 por ciento de la población nacional son de fondo, en realidad pelean por un México diferente del que ve el presidente de la Repúbica, quien por ejemplo, desde su campaña había anunciado un reparto diferente de la riqueza que produce el país.

Es importante tender la voz en busca de diálogo, aunque sepan que no va a ocurrir, o que si llega a pasar, hay pocas esperanzas de un cambio de visión del presidente.

La realidad es que se trata de dos visiones opuestas y por tanto irreconciliables, que solo las urnas pueden resolver.

Las mujeres asesinadas en Guanajuato

La violencia de género en Guanajuato se reconoció durante el gobierno de Miguel Márquez Márquez, como un problema estructural que no era vislumbrado al menos en los Ministerios Públicos donde las víctimas, son hasta la fecha, revictimizadas o a veces hasta criminalizadas.

La expresión máxima de esa violencia, sin duda alguna es el asesinato, que en razón de género debe investigarse con el marco aplicable del feminicidio.

El problema es que pareciera que se opera todo lo posible para que esa cifra no crezca, pues de forma por demás peculiar, Guanajuato es primer lugar, tanto en homicidios dolosos como culposos de mujeres.

Es decir, según los datos de la Fiscalía General del Estado y del Sistema Nacional de Seguridad Pública, por accidente han fallecido en Guanajuato 499 mujeres, por asesinato simple otras 325 y por feminicidio 14 mujeres serían víctimas exclusivamente en ese modo.

Ochocientas treinta y cuatro mujeres han perdido la vida en Guanajuato de forma violenta, pero según el Estado solo 14 tienen componentes de género.

Los datos al final se han vuelto parte de la baraja de posibilidades de los gobiernos para evitar las Alertas de Género, instrumento que desafortunadamente el propio gobierno federal no ha entendido fue atendido y mucho menos ha sido capaz de implementar ante el desdén a estos temas.

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