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jueves, abril 25, 2024

La guerra de Beatriz Hernández

El político británico, Arthur Neville Chamberlain decía que para hacer la paz se necesitan por lo menos dos, pero para hacer la guerra basta uno solo.

Y si bien, hay una guerra política muy pronunciada en Salamanca, que ha dejado en medio a los ciudadanos, a la alcaldesa, Beatriz Hernández Cruz se le olvida reconocer que ha sido ella, quién alimenta la guerra, porque después de todo ¿a quién le interesa reelegirse?

Entonces, nos quedaría claro que no se hará la paz.

Es bien conocido el discurso que usa la munícipe, lo ha dicho hasta el cansancio, de hecho, dicen que ‘una mentira repetida mil veces se convierte en verdad’, y ella lo cree, e incluso lo mejora, pues ahora le inyecta drama y exagera las frases a las que le da lectura. Al menos de eso fuimos testigos en la última sesión Extraordinaria de Ayuntamiento, en la que se aprobó con ocho votos a favor, de sus allegados, el Segundo informe de Gobierno.

Las palabras clave del discurso y de contraataque: tema político, abandono, soledad, Gobierno del Estado, municipios panistas, y la más reciente: discriminación.

El problema, es que no hay más, no tiene armas, y no nos referimos a sus policías, que tampoco no todos los elementos portan, nos referimos a esas armas para por lo menos callar a su oponente.

Ni siquiera puede llamar acciones ‘bien hechas’ a la compra irregular de luminarias, porque recordemos que las observaciones saltaron a la vista de ASEG, tras una auditoria

¿Y qué tal la compra de la camioneta? Defendió que no costó 5 millones, y es cierto, porque si sumamos el arrendamiento, con los 2. 7 millones que se pagó por la unidad, nos da un resultado de 4 millones 220 mil pesos, en teoría, menos de 800 mil pesos, cuentan, un peso cuenta, porque es dinero de los impuestos de los salmantinos, que no ven obras, ni seguridad, ni el apoyo del Gobierno que prometió respaldarlos.

Intentos de suicidio, otro síntoma de la pandemia

El estrés y la ansiedad causadas por el confinamiento obligado por la pandemia de COVID-19 en este 2020, han sido tema de espacios mediáticos y opiniones, se sabe que el encierro sacó a flote muchas fragilidades emocionales en las personas y esto derivó en casos de intento o consumación de suicidios, de los cuales dan cuentas diversas estadísticas en todo el país y por supuesto también en el ámbito local.

Y para puntualizar se puede citar la estimación de la Dirección de Salud, Minnet Rodríguez, en Guanajuato capital donde, dio a conocer que en los 6 meses de pandemia que hasta ahora se acumulan, se han registrado 300 casos de intento de suicidio; así es, tres centenares de personas han intentado quitarse la vida, es lo equivalente a 27 equipos de futbol, o 66 familias guanajuatenses, es decir casi dos capitalinos por día intentaron quitarse la vida.

Y no es sólo que sea mucho, sino que además creció un 50 por ciento con respecto al mismo periodo del año pasado, es decir que en 2019 hubo doscientos intentos (lo que no es poco). Esto, la directora lo atribuyó a todos los factores estresantes de la pandemia, desde los de salud, los de confinamiento y los de restricción social hasta los económicos, conyugales y escolares.

Pero más allá de -otra vez- escandalizarse por el increíble número de personas que creen equivocadamente que esa es su única alternativa, lo increíble es que a estas alturas y con los escenarios que se han manifestado en materia de salud mental y emocional, más allá de una línea de atención sicológica, las estrategias de contención ante la pandemia no incluyan medidas proactivas para respaldar la sique social y así adelantarse a lo que evidentemente se ha convertido en otro de los síntomas de esta epidemia que, vale resaltar, tiene al menos a 7 de cada 10 capitalinos con síntomas de depresión, desde leves hasta los más graves.

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