Mientras que la alcaldesa, Lorena Alfaro García fomentaba los valores cívicos a los niños de una escuela primaria, los policías encabezaban, por primera vez en Irapuato, una manifestación derivada de la indiferencia y desinterés demostrado, tras el asesinato de sus compañeros.
Y es que el discurso empleado por la munícipe y el secretario de Seguridad Ciudadana, Ricardo Benavides Hernández ha criminalizado la muerte de los elementos, incluso a los que siguen en activo, en lugar de respaldar a una corporación que poco a poco se hace añicos.
A los policías les dolió que J. Reyes Mendez Jiménez haya muerto de 70 impactos de bala, y al final las autoridades hayan argumentado que no pertenecía a la corporación, y tampoco solicitó protección, esto pese a que las amenazas le obligaron a renunciar a la Dirección de Seguridad Pública, lo que reconoció Benavides Hernández y dejo de lado un proceso de jubilación que oficialmente manejó el Municipio.
Los 18 años que tenía Reyes Mendez en la corporación se resumieron a once días de un ascenso para sustituir a Rubén Jaramillo, quien fue destituido para que Alfaro García pusiera remedio a las críticas que se vertieron en su contra, al subestimar los abusos y agresiones de las que fueron víctimas 28 menores y mujeres al concluir una marcha feminista.
El efecto dominó puso en riesgo la vida del excomandante, y Lorena Alfaro no hace el mínimo esfuerzo por arropar a los elementos, que todavía está semana tuvieron que enfrentar una perdida más.
A esto habría que añadir las carencias: equipamiento, uniformes, y ni hablar de las prestaciones, lo que sigue siendo una promesa pero ahora firmada, a lo que se recurrió para disolver la protesta policial.
Es así como la actuación de la munícipe solo refleja una cosa: ella desconfía de sus policías y de ser así, bien haría en ir negociando el mando único, y repetir la historia salmantina que dejó Beatriz Hernández, que a decir verdad, no le falta mucho.
¿Qué le queda decir a Navarro?
Los astros y las estrellas se juntaron de manera profética para que la ambición de Alejandro Navarro de construir el MuMo no se haga una realidad.
Y al final… solo le quedo decir que “no estamos casados ni al mil por ciento en el tema del proyecto”.
…entonces ¿para que solicitar una deuda al Congreso del Estado?, si su compromiso no está al mil ¿porque tanta polémica por este museo?
Parece que Alejandro Navarro está resignado a ver que su esbozo proyecto, el más emblemático de su administración, podría no concebirse.
Su sospecha: la intervención de la 4T, y la falta de visión que tiene la Federación para la ciudad patrimonio de Guanajuato.
