Hoy empezamos con un tema nacional inevitable.
En Nuevo León se consumó un ridículo de la mano de Samuel García, quien perdió la contienda presidencial, a unos días de estar en precampaña.
No solo eso, es probable que dadas las pifias legales cometidas por Samuel, no pueda terminar de asumir legal y realmente la gubernatura, sino hasta dentro de seis meses que concluye su licencia, si es que para entonces no hay órdenes de aprehensión en su contra, ante los posibles desacatos y usurpaciones de funciones cometidas.
En León, la alcaldesa sigue sin procesar su derrota, a lo que fueron sus aspiraciones para ser la candidata de Acción Nacional a la gubernatura del Estado, de modo tal que persiste como un factor que alimenta la división del panismo.
En Celaya, Paulo Bañuelos mandó un claro mensaje al alcalde Javier Mendoza, advirtiéndole, no muy sutilmente que le ganará la candidatura por la alcaldía.
Bañuelos recurrió a la incorporación forzada de dichos populares en la política y dijo que “caballo que alcanza gana”, suponiendo que es él el caballo que alcanza y que el actual alcalde es el caballo alcanzado.
Así se mensajean los aspirantes panistas.
En la capital, el alcalde Alejandro Navarro, aún reclama en redes sociales la no construcción del museo de las momias, bajo el falaz argumento que de haberse hecho, la capital tendría más recursos.
No cabe duda, como ya lo habíamos comentado, que Navarro es un muy mal perdedor, que como tal, se ocupa más en buscar culpables, que en tener soluciones.
En Irapuato, Lorena está cada vez más lejos de volver a participar en la contienda electoral, al menos buscando la reelección, tras manifestar abiertamente sus aspiraciones, no ha logrado repuntar en las preferencias.
Lo perdido en dos años, no parece posible recuperable cuando no hay siquiera proyecto.
En la Universidad de Guanajuato hay muchas cosas que arreglar, pero decidieron hacer cambios en una de las que estaba bien: la orquesta sinfónica.
Las autoridades optaron no continuar el contrato que había con Roberto Beltrán Zavala, un excelente músico, quien desde hace 8 años era el director del más importante grupo artístico del Estado.
No se conocen las razones de la decisión; no se sabe en qué se modificará el rumbo que había dado Beltrán Zavala a la orquesta, lo que sí se sabe y se ha hecho patente es el disgusto de las y los músicos y del público. Ambos, las voces más autorizadas para evaluar lo que todos estamos perdiendo con la salida de Roberto Beltrán.