Guanajuato tiene varios de los municipios más contaminados y con la peor calidad del aire del país: León y Salamanca son prueba de ello.
Las ladrilleras son parte del problema, particularmente en el municipio de León. Basta con echar ojo durante las primeras horas del día para percatarse que es común ver una espesa nata de humo sobre la ciudad y de manera particular, en las zonas donde se hornea el tabique o ladrillo.
Pese a ser un problema común y que va en crecimiento; las autoridades han hecho muy poco al respecto, pues el último diagnóstico completo que hay al respecto, se hizo en el año 2013 por el entonces Instituto de Ecología del Estado de Guanajuato.
El tema involucra la competencia estatal, ahora mediante la Secretaría de Medio Ambiente y Ordenamiento Territorial, las autoridades municipales (en el caso de León: la dirección de Gestión Ambiental) y los empresarios ladrilleros.
La producción de tabique es una actividad económica importante, tan es así que en lugar de reducirse el número de empresas ladrilleras, va en aumento.
Lo malo es que crece sin control y sin la vigilancia de las autoridades, sin que exista un plan ecológico para los municipios y sin que haya una responsabilidad para quienes contaminan.
Es un problema viejo, muy viejo… cuya solución no parece llegar pronto, pues mientras las ladrilleras aumentan, el control del gobierno sobre ellas disminuye a niveles que atentan gravemente contra el medio ambiente y la salud de miles de guanajuatenses.
Diego bailó “suavecito”
“Lo de Márquez era cantar, lo mío es el baile”, expresó el gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo y se aventó unos cuantos pasitos en un evento de pensionados del ISSEG.
El mandatario estatal se puso a bailar con una de las pensionadas lo que provocó la algarabía del público presente en el Auditorio del Estado.
Y es que no era para menos que el gobernador quisiera lucirse delante de estas personas ya que los aplausos y las ovaciones se las estaba llevando el actual secretario de Finanzas y exdirector del ISSEG, Héctor Salgado Banda.
Cada que era nombrado Salgado Banda, el público le aplaudía y le gritaba como un verdadero héroe y pues cómo no si ya les garantizó su dinero por un largo tiempo… lo que le demostraba al gobernador que él estaba en segundo término.
Diego se estaba sintiendo opacado, por lo que una vez terminando el evento protocolario se levantó literalmente a bailar “suavecito” aunque es de decir que sí le falta un poco de práctica en eso de los movimientos.
