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domingo, abril 20, 2025

Las infancias que hemos perdido

Hoy dedicamos nuestra portada y esta parte de nuestra columna a quien nuestra tradición mexicana recuerda y rinde homenaje cada primero de noviembre: a los niños, niñas y adolescentes que han muerto.

En este caso lo hacemos a ellos y ellas que han sido víctimas de la violencia desatada por adultos, que desde hace mucho le duele a nuestro Estado.

Lamentablemente, Guanajuato es una entidad en la que nuestras infancias son más vulnerables, en la que ese compromiso y esa razón de ser esencial de cada gobierno no ha se ha cumplido; en donde no las han podido o sabido proteger.

Un recuento hecho por la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim) demuestra que, de los menores de 17 años que han sido asesinados en nuestro país, Guanajuato reúne a poco más del 10 por ciento.

Estrategias van y vienen mientras la violencia continúa asesinando a nuestros menores de edad.

Más allá de que ellos y ellas sean víctimas colaterales, la conclusión es obvia: no deben serlo, bajo ninguna circunstancia.

El corte que hace Redim y que hoy publicamos comprende de enero a septiembre de este año, esto es, los nueve meses finales de la administración y la estrategia anterior.

Queda la esperanza en que ahora, que tanto Claudia Sheinbaum, como Libia Garcia, presidenta de la república y gobernadora han consensuado una manera de enfrentar este gran problema, veamos una significativa baja de estos números que son el verdadero horror de hoy y de cada día.

La impunidad en Guanajuato

Según el documento de “Hallazgos 2023″ de México Evalúa, ofrece un panorama aparentemente alentador para Guanajuato al señalar que es la tercera entidad con menor índice de impunidad en el país, con un 79.82%. 

Sin embargo, hay que decirlo, este dato no significa una mejora efectiva en la justicia y la seguridad, especialmente cuando se observa el contexto violento que atraviesa la entidad.

Guanajuato está por debajo de Michoacán (76.29%) y Querétaro (78.4%), en esta percepción, pero a pesar de estos números, el estado continúa siendo el que mayor número de homicidios dolosos registra de México, en hombres, mujeres, niñas. niños y adolescentes. 

Este índice de impunidad, deja en evidencia una brecha entre la estadística y la realidad de Guanajuato.

Lamentablemente, el -casi- 80% de impunidad no es motivo de orgullo; pues existe la necesidad de un fortalecimiento estructural en las instituciones de seguridad, la procuración de justicia y el Poder Judicial en Guanajuato, dado las deficiencias en la integración de carpetas de investigación que han permitido que muchos delincuentes obtengan su libertad.

Además los índices de impunidad no han llegado a convertirse en justicia palpable para las víctimas ni en paz para los guanajuatenses.

Lo cierto es que la problemática en Guanajuato va más allá de las cifras y sin duda requiere el compromiso de las autoridades para robustecer las estrategias de seguridad y justicia.

Por cierto, el engrandecer las penas, no ha sido un motivante para que se bajen los crímenes, como siguen proponiendo algunos grupos parlamentarios en el Congreso Local, y valdría mejor aplicar la ley que ya hay para bajar todos estos índices negativos.

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