Los partidos políticos van definiendo -o ya definieron- a sus cuadros para las elecciones del 2024 y todo parece indicar que la siguiente en gobernar Guanajuato será una mujer.
Sin duda, esta será una elección histórica ya que los dos perfiles más fuertes para la elección federal, también corresponden a dos mujeres: Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez. Y este avance, ha sido posible gracias a la lucha de muchas mujeres feministas que han trabajado para lograr que las brechas de género desaparezcan.
Durante campaña y precampaña será importante analizar a cada una de estas mujeres y conocer cuál es su agenda feminista, es decir, qué propuestas con perspectiva de género estarían dispuestas a aplicar, si es que llegan al poder.
Es decir, demostrar que más allá de sus ideologías partidistas, pueden impulsar medidas que, de verdad beneficien a otras mujeres. Y no que adopten posturas impuestas por sus partidos, o por cualquier otro tipo de liderazgos masculinos.
Esto implica que sean mujeres comprometidas y convencidas, además de que reconozcan que el privilegio que tienen al ser candidatas, o incluso al llegar a gobernar Guanajuato, fue justo gracias a la lucha feminista.
Navarro, un alcalde que no entiende
En lo que parece el colmo de la ironía, o de la traición, Alejandro Navarro, el alcalde capitalino, ahora culpa al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y a los guanajuatenses, integrantes de grupos ecologistas, de la incapacidad de él, de su Ayuntamiento y de su administración, para evitar el caos que originan sus ocurrencias de fin de semana.
Ya sea el Festival de Muertos, el informe de su esposa y precandidata a la alcaldía o cualquier vendimia que se le ocurra, viene acompañada de un cierre indiscriminado de calles, cuya consecuencia reiterada ha sido el colapso de la ciudad.
Ahora Navarro, lejos de hacer una planeación y una revisión al interior de su administración, decide culpar a grupos ecologistas, algunos de los que fueron sus aliados para combatir la urbanización de la Bufa y cerros aledaños, de seguir en esa lucha que él traicionó hace mucho.
Hoy, toda la administración municipal está centrada en aplaudir las ocurrencias de la pareja gobernante, y por ende en defender los intereses privados, por encima de los públicos.
La capital colapsa, no por culpa del INAH, ni de la sociedad organizada en grupos ecologistas, sino simplemente por carecer de un alcalde con capacidad para gobernar.