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viernes, marzo 29, 2024

Sánchez Castellanos, de la estridencia al silencio

Fiel a su estridencia, el síndico José Arturo Sánchez Castellanos se fue a la yugular del secretario de Seguridad, Mario Bravo Arrona la semana pasada llamándolo entre otras cosas “soberbio”.

Esto sucedió en un programa radiofónico por la mañana; ya para la tarde el mismo síndico estaba reunido con el titular de seguridad en el Centro de Comando frente a una computadora y con foto de por medio.

No es la primera vez que José Arturo “explota” de esa manera, ya una vez sucedió cuando era líder del Consejo Coordinador Empresarial (cuando sí era un contrapeso) y donde tuvo un fuerte enfrentamiento con Álvar Cabeza de Vaca.

Era 2020 y estaba de moda la mesa de seguridad ciudadana de León, que hoy ya nadie pela. Ambos se dieron con todo, y como ahora, el escándalo no abonó a ninguna solución.

En esta ocasión, la más reciente, el municipio compartió en Twitter la foto de Sánchez Castellanos con Bravo Arrona, no abrazados como en su momento sucedió con Cabeza de Vaca, pero sí en santa paz.

¿No tendría que ser la autoridad, la más interesada a resolver cada asunto a partir del diálogo?, ¿es necesaria esa confrontación estridente? Seguramente no, no lo ha sido en ocasiones pasadas y no lo fue en ésta.

Vendría mejor que el representante legal del Ayuntamiento contribuyera a saber solucionar problemas, y no a crearlos, por mucho gusto que le tenga a los reflectores.

FGE y su ambigua postura en caso de Nadia

Esa impunidad a los delitos contra mujeres sistematizada en la Fiscalía General del Estado, como lo han denunciado colectivas feministas, buscadoras, la opinión pública y la oposición, de nueva cuenta salió a relucir con el caso Nadia Rodríguez.

Nadia Rodríguez, estudiante de la Universidad Iberoamericana de León, fue privada de la vida en Salamanca el 8 de marzo de 2020, cuando sujetos armados arremetieron en contra del vehículo en que viajaba.

Han pasado tres años, y el fiscal apenas presumió la detención de integrantes de la delincuencia organizada que participaron en el ataque armado que arrebató a Nadia sueños y proyectos, y que dejó un hueco irreparable en su familia.

Sin embargo, los dichos del fiscal son ambiguos. Por una parte presumió que hay sujetos implicados en este crimen, que no están llevando su proceso por homicidio, sino por otro delito; por otra parte, señaló que hubo más personas involucradas y que fueron abatidas en enfrentamientos armados.

Sin duda, la postura de la FGE en este caso, deja muchas interrogantes, y dista de una procuración de justicia eficaz, pues a tres años de su asesinato, el caso de Nadia sigue impune y al parece, con explicaciones que no convencen ni al propio fiscal, por mucho que se aferre a cerrarlo.

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