En la película “El perfecto asesino”, León era un despiadado matón a sueldo pero tenía una regla clara: “no mujeres ni niños”.
Por desgracia, estas “consideraciones” no son tomadas en cuenta por los asesinos reales, aquellos que actúan en Guanajuato y que no tienen la mínima consideración para atacar y matar a todos por igual: niños, niñas, adolescentes, mujeres, hombres, eso ya no importa.
Con 203 niños, niñas y adolescentes asesinados en lo que va de este 2022, queda de manifiesto que las infancias en Guanajuato están desprotegidas.
Por desgracia, apenas el domingo por la noche, un niño de apenas diez años falleció asesinado a balazos mientras jugaba en la puerta de su casa en Celaya.
Las autoridades reconocieron que no se trató de un ataque directo al pequeño.
Entre los derechos de las infancias se encuentra en de la vida, supervivencia y desarrollo pero en la entidad, al igual que otras como Michoacán o Zacatecas… los menores están siendo víctimas recurrentes de la violencia extrema.
Una justicia a cuenta gotas
A más de medio año del homicidio del estudiante de la Universidad de Guanajuato Ángel Yael, es que su proceso es “encauzado al sentido común”. Esto en palabras Pablo González Sierra, represente legal de las cuatro víctimas del ataque de la Guardia Nacional.
En la audiencia judicial, se informó a raíz de la propia voz del elemento que disparó contra la camioneta y que fue el que acabó con la vida de Ángel, que hubo un primer disparador. A este segundo elemento de la Guardia Nacional, de 26 años, no le vinculó al proceso. Salió ileso.
Su vinculación por tentativa de homicidio al también disparar contra la Ecosport blanca, es lo que informan en rueda de prensa el equipo jurídico de la Universidad de Guanajuato y el reonocimiento de que la vida de las y el otro estudiante que también iban en la camioneta, fue atentada.
“Si una persona con un rifle de alto poder dirige su arma de fuego y dispara en contra de una camioneta de la cual no sabe quién va a adentro (pues estaba polarizada) todos nosotros sentiríamos peligro: eso es lo que castiga la tentativa del delito. No mató por cuestiones que no estaban en sus manos.(…) Quien dispara contra una camioneta donde hay gente dentro, desde luego que puede matar a cualquiera de ellos: sí. Si esto es así, desde luego que es homicidio calificado en grado de tentativa”, explicaba Pablo González Sierra.
Hasta hace días, después de un amparo, es que esto apenas lo reconoce un magistrado y es que “cambia el rumbo” de la investigación al de la justicia, pero que siente insuficiente y a cuenta gotas, en país ahogado en impunidad.
La noticia se lee como la sienten los padres de Ángel: ”no hace mucha diferencia”.
