Beatriz Hernández insiste en crear fricción en la relación que su gobierno tiene con el ámbito estatal. Hace dos días, la alcaldesa salmantina dijo que el tema de seguridad se ha politizado y que el PAN ha declarado ‘la guerra’ contra el municipio que ella encabeza. Dicho de otra manera, insistió en partidizarlo.
Es cierto que la relación con el estado y con Acción Nacional, partido en el que ella antes militaba, ha sido tensa desde el inicio de la administración, pero la situación de inseguridad que vive el municipio no deja cabida a tensiones políticas, y menos de carácter partidista.
El gobernador Diego Sinhue Rodríguez Vallejo ya levantó la bandera de la paz, al señalar que la reunión que se generó entre los tres niveles de gobierno de unos días, sienta un precedente para evitar futuros encontronazos con Beatriz Hernández.
Sin embargo, en varios momentos el gobierno estatal ha llegado a señalar algunos de los resbalones de Beatriz Hernández, por ejemplo: que la alcaldesa pidió la retirada de algunos elementos del Mando Único, pues señalaba estar siendo apoyada por la federación.
En el Congreso Local también ya comienzan a tomarse algunas determinaciones que podrían ser no convenientes para Beatriz Hernández, pues la Comisión de Hacienda y Fiscalización ya aprobó que se haga una auditoría a la compra de luminarias y el arrendamiento de la camioneta que ella utiliza. Falta ahora que el Congreso lo apruebe, pero con detalles así, la relación podría seguir tensándose.
Salarios disparejos
Pobres de los policías municipales. Sí, literalmente: pobres.
Algunas corporaciones de policía municipal reciben salarios que son raquíticos y que no se equiparan al riesgo en el que ellos diariamente se ponen.
Un ejemplo es el municipio de Juventino Rosas, que recientemente ha incrementado sus niveles de violencia, mientras que los salarios de los policías no alcanzan ni los 7 mil pesos mensuales.
Caso contrario son los policías de Xichú, que perciben 15 mil pesos mensuales, superando a otros municipios como León. Xichú, un lugar con pocos habitantes y donde además los índices de violencia son mínimos.
Pobres policías, que trabajan en condiciones deplorables y arriesgando su vida en el estado donde más policías han sido asesinados, desde 2018 y hasta la fecha.
