Finalmente llegó el día, se cumplió la sentencia que se venía anunciando prácticamente desde hace dos años, el municipio ha sido derrotado y tras un complicado juicio han perdido de manera definitiva el estadio León.
Y nadie critica el hecho de que se defendió de una manera feroz la casa del León, pero al final, los errores el pasado fueron costosos, se fue de las manos lo que nunca les perteneció.
La cuestión es quizá la falta de una estrategia seria pensando en qué sucederá en caso de que la gente de Roberto Zermeño, el dueño legal, no quiera mantener el trato con Grupo Pachuca, quienes recibieron todo el apoyo del gobierno municipal para tener el equipo en el inmueble con la promesa de que no se perdería.
La construcción del nuevo estadio no ha comenzado y el 2020 está por terminar, eso le daría al Grupo Pachuca un año de gracia para levantar “su lugar para soñar”, el estadio más moderno de México.
Triste que en el 75 aniversario del equipo se haya perdido su última casa y un año antes La Martinica, donde se consiguieron la mayoría de los títulos que ostenta el cuadro esmeralda en el fútbol mexicano.
El Club León se ha quedado sin casa y aquí no pierde la gente de Grupo Pachuca porque en el peor de los casos, tomó una franquicia abaratada por su estancia de 10 años en el Ascenso y hoy los tiene como uno de los equipos más importantes de México. El valor del equipo está por las nubes en estos momentos comparado con el precio que tenían en la época de Zermeño que hoy es dueño del estadio.
Entre las sombras, el expresidente del equipo ganó esta partida, porque dejó el juego a modo para hacerlo así. Mientras tanto toda una sociedad que ayudó a construir el estadio por medio de la Asociación Civil, se ha quedado sin estadio.
Y a ese León, de un millón y medio de cabezas que se ha quedado sin casa futbolera, una de las ciudades más grandes de México, que tiene contadas las horas para no tener un recinto donde albergar su deporte favorito, el fútbol.
Adiós al Seguro Popular
La ya casi inminente desaparición del Seguro Popular pondrá en apuros a 3 millones y medio de guanajuatenses que podrían perder la atención médica que reciben desde hace 15 años que se puso en operación este programa.
El sistema de salud en Guanajuato ha sido constantemente reconocido como uno de los mejores en México y la aplicación del Seguro Popular se venía realizando sin inconvenientes: las auditorías realizadas al Isapeg en este rubro, no arrojaron observaciones mayores.
Mientras que las autoridades federales se enfrentan al reto de cambiar al Instituto de Salud para el Bienestar, y los cambios burocráticos que esto implica; a las autoridades estatales se les viene el reto de garantizar la atención de salud para los guanajuatenses, ¿con qué recurso? ¿con el apoyo de quién?.
Todavía es una incógnita cómo es que será la transición, cuáles serán las afectaciones y cómo es que se echará a andar el Instituto de Salud para el Bienestar. Incógnita grave cuando se pone en juego la salud de los guanajuatenses.
