En el inicio de la administración de Juan Miguel Ramírez como alcalde de Celaya, se tomó la determinación de retirar a todos aquellos expolicías federales que formaban parte de la corporación municipal.
Analistas, entre ellos algunos investigadores de Causa en Común, habían señalado que había una tendencia a que fueran los exfederales a quienes atacaban y asesinaban con mayor frecuencia.
Ahora el alcalde celayense tomó la determinación de reincorporar a la policía municipal a 120 exagentes locales que habían sido retirados de sus cargos en distintas circunstancias. Ellos, fueron presentados ayer, pero las condiciones en las que vuelven son altamente cuestionables.
Aunque ya habían sido policías, sólo recibieron una capacitación de un mes en Infopol, además de que ninguno de ellos cuenta con permiso de portación de armas, y lo que es igual o tantito peor, es que ninguno de ellos ha pasado sus pruebas de control y confianza.
Estas pruebas son indispensables para cualquier trabajador del área de seguridad pública, pues representan un filtro -que en ocasiones ha sido endeble- para medio garantizar que ningún elemento de estas corporaciones tenga vínculos con actividades ilícitas o el crimen organizado.
Y aunque muchos podrían sí ser policías confiables, no existe garantía y eso preocupa, sobre todo porque Celaya es considerado el municipio más violento de Guanajuato.
Además en una ciudad que ocupa el primer lugar nacional en homicidio de policías, también preocupa que ninguno de los 120 tenga una pistola para defenderse.
La porción de la magnitud
El hallazgo de 82 fosas clandestinas en Guanajuato entre enero y septiembre de 2024 resulta ser una lamentable porción de la magnitud de la crisis de desapariciones en el estado.
Sin embargo, el contraste entre los hallazgos reportados por la Comisión Estatal de Búsqueda y los realizados por colectivos ciudadanos evidencian la falta de coordinación que hay entre lo institucional y los esfuerzos de las buscadoras.
Hay que decirlo, mientras la Comisión reportó solo una fosa y un cuerpo recuperado en Irapuato, de enero a septiembre, se habla de la desconexión y acercamiento de esta autoridad con los colectivos independientes.
Algo que también es cierto, es que el trabajo heroico de los colectivos, no debería ser un esfuerzo aislado y debería ser respaldado desde lo institucional y para ello es fundamental que la Comisión Estatal de Búsqueda y los colectivos de búsqueda unan fuerzas, algo que parece tener en resistencia el comisionado.
En un contexto donde el 80% de las fosas registradas desde 2009 se han encontrado en los últimos cuatro años, la unión de esfuerzos es imperativa y la falta de coordinación lamentablemente solo prolonga el dolor de las familias, y acaba con la confianza en las instituciones.