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miércoles, abril 24, 2024

El destino del ajolote

Por: Ulises Omar García Lepe

En nuestro país han sido descritas, hasta el momento, 17 especies de salamandras del género Ambystoma, el cual se distribuye principalmente en la fracción norte del continente americano. Dentro de este grupo de salamandras mexicanas, existe una que se ha convertido en símbolo del patrimonio natural de nuestra nación, así como un referente con el que se identifican los mexicanos, me refiero a Ambystoma mexicanum, quien responde comúnmente al nombre de ajolote y que como su nombre anticipa, es un animal que solo tiene lugar de forma nativa en México.

Este destacable anfibio ha ganado popularidad en los últimos años, no solo por su apariencia tan peculiar, en la que resalta lo que bien podría definirse como una “sonrisa carismática”, si no por su estatus de peligro crítico otorgado por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, lo cual le ha merecido además, incluirse en la categoría P (en Peligro de Extinción) en la Norma Oficial Mexicana 059 de la SEMARNAT, ya que su población ha decrecido de forma dramática debido a la contaminación y pérdida de su ecosistema, presentando en el último censo solo unas decenas de organismos por kilómetro cuadrado de área lacustre.

Por fortuna para el ajolote, existen múltiples organizaciones de carácter civil y otras dependientes de gobierno que se han consagrado a la conservación de esta especie y recuperación de su hábitat natural. Si bien aún faltan décadas para que el lago de Xochimilco, su principal nicho, recupere las condiciones favorables para su proliferación, el ajolote cuenta con un repertorio de capacidades extraordinarias que, de cierta manera, le han salvado de su inminente extinción.

Una característica distintiva de este animal es que a lo largo de su desarrollo permanece en un estado larvario completamente acuático, es decir, a diferencia de otras salamandras no sufre de un proceso de metamorfosis para convertirse en un organismo terrestre. Además, otra peculiaridad que posee A. mexicanum es su alta capacidad regenerativa, la cual le permite restaurar una buena cantidad de tejidos y órganos incluyendo: extremidades, branquias, médula espinal, corazón y cerebro. Estas asombrosas habilidades lo han convertido en un modelo por excelencia para la investigación en desarrollo, así como en la regeneración de tejidos, con la finalidad de entender cómo lleva a cabo estas hazañas y poder en un futuro extrapolarlo a otros seres, nosotros incluidos. Por lo tanto, los centros de investigación que emplean dicho modelo de estudio participan activamente en la conservación en cautiverio del ajolote mexicano.

Aunque el panorama no pinta favorable para la vida silvestre del ajolote, sus capacidades notables le han permitido seguir existiendo, ventaja que lamentablemente no comparten algunas otras especies que también se encuentran en peligro. Esperemos que su situación, en especial lo que corresponde a su hábitat natural empiecen a mejorar, de lo contrario, puede que el ajolote ya no nos devuelva la sonrisa.

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