- Publicidad -
sábado, abril 20, 2024

El Día del Atentado

La vida real otorga material que demanda ser adaptado a la pantalla grande. Esta idea es porque nuestro mundo presenta cientos de villanos y héroes que encontramos interesantes y que de inmediato pensamos en las posibilidades de encontrarle el lado dramático que capta una cámara de cine. Porque vamos, el lado humano sobra decir que existe.

Pero hay una noción siempre fresca sobre dejar pasar el tiempo en las situaciones que afectaron a cientos de personas (a menos que seas una película sobre guerra, porque ahí parecen no existir frenos morales). Esto se traduce en las pocas películas que han salido sobre lo que ha moldeado nuestro temor, nuestras diferencias y nuestra aparente pérdida de la sensibilidad: los atentados terroristas.

Cierto, nuestro país no es una joya a comparación, pero estos atentados repercuten en todas partes del mundo por la cantidad titánica de medios que cubren a Estados Unidos y es que, el país es un símbolo de estabilidad. Queramos o no lo que le pase a la “nación más poderosa del mundo” deja en velo a los demás porque probablemente con un solo dedo, nos manda al carajo en un amanecer nuclear… o no.

Pero de nuevo, la idea de lo fresco es la razón por la que existen frenos naturales entre la audiencia, algo que le pasó a Peter Berg.

Berg no es un director excelente pero con el tiempo ha mostrado dos fascinaciones. La primera es la del sistema militar de su país que parece felar cada que puede en un tono que haría que hasta Michael Bay se mojase los pantalones, y el querer contar historias de la vida real que han pasado en poco tiempo.

No pensaba decirlo en algún punto de esta vida, pero El día del atentado es una película competente y podría catalogarse como la mejor película del realizador, muy a pesar de sus fallas tanto del género que intenta emular como dentro de la historia en sí.

Si hablamos de lo bueno, es que captura de manera perfecta el suceso, a un nivel casi escalofriante. Berg decide apoyarse del estilo que puede captar la cámara en mano, mezclando escenas del bombardeo desde la perspectiva de sus personajes principales, pasando por tomas de gente grabando con sus celulares o cámaras de seguridad. En un momento uno olvida que está viendo ficción y se mete de lleno al caos de la escena, haciendo que de inmediato nos sintamos invertidos en la necesidad de saber los pormenores de la investigación para dar con los responsables.

Como siempre, destacable la actuación de Bacon y Goodman que también se debate en la moralidad de la investigación (de las pocas veces que la película no se muestra en blancos y negros).

Y es de donde captura la esencia de un buen thriller, porque a pesar de que el desenlace es más que conocido, genera expectativas y emociones desbordantes. Y Berg tendría una gran película de investigación policiaca si eso fuese… porque tiene la necesidad de prestarse a ser propaganda.

Desde el inicio contamos con personajes que no hacen más que hacer sentir lástima, no empatía, sino lástima pura y perpetua en saber que es algo de la vida real ¿Cómo es posible esto? Pues aparecen diversos ciudadanos que asisten al maratón de Boston, surge el atentado, y no los volvemos a ver hasta la secuencia final que no tiene nada que ver con la investigación y los personajes que comenzamos a seguir, además de ser un montaje.

El guión de Peter Berg, Matt Cook y Joshua Zetumer tiene la necesidad de voltear hacia los afectados y darles un espacio pero por desgracia esto no se traduce bien a la hora de una película. Porque el espectador o no invierte sentimientos con ellos o lo hace y termina por ser engañado por el cambio drástico de tono. Pero es lo que pasa cuando una tragedia es temprana.

Al ser de unos años se necesita hacer de este un recuento de valor con todo y monólogos motivacionales escupidos por el personaje de Mark Wahlberg –que encima es el único personaje que NO EXISTE, haciendo que uno se cuestione si en realidad no había gente que podía tomar el protagonismo- que además tienen una función de vanagloriarse con un muy decepcionante score de Trent Reznor y Atticus Ross (que entra en la categoría de “música de comercial de muebles”).

Wahlberg es un personaje que exuda las reacciones de aquel que es ajeno a la tragedia y hace las preguntas y reacciones que uno pensaría mientras va leyendo el detalle a detalle… pero la cuestión es que debe ser un personaje, no una caja de expresiones.

No es un total desperdicio, pero “El día del atentado” es un despunte de capacidades de parte de un director que suele ser mediocre y que en esta ocasión es complicado de asegurar qué pudo haber hecho a ciencia cierta para lograr una obra cumbre en su filmografía, siendo la única opción segura el no arriesgarse a contar una historia que aún no cicatriza en la región ya que no le permite ser crítico, cuestionar o entrar más en el terreno de lo ficticio como un drama.

Su labor es la de registro y como registro no es malo, es sólo que carece de lo que busca: espíritu.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO