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miércoles, abril 24, 2024

El espacio público, como forma de prevención de la violencia contra las mujeres

La forma en que las mujeres y los hombres percibimos el temor a la violencia en el espacio público, es diferente.

Encuestas realizadas por la Red Mujer y Hábitat de América Latina, dentro del Proyecto del Fondo Fiduciario para Erradicar la Violencia contra la Mujer, del Fondo de Desarrollo de las Naciones Unidas para la Mujer (UNIFEM), citado por Ana Falú en Violencias y discriminaciones en las ciudades, dentro del texto Mujeres en la ciudad. De violencias y derechos, señala que la percepción del temor ante las violencias es mayor en mujeres.

Ello implica una diferencia en la forma en que hombres y mujeres percibimos el espacio público, derivado de lo que en el espacio público se vive.

¿Sientes seguridad al utilizar el transporte público? ¿Has sido víctima de acoso en el transporte público? Cuando puedes ¿evitas el transporte público? ¿Cuidas tus horarios para no transitar por algunos espacios de la ciudad? ¿Sientes más seguridad en algunos espacios públicos que en otros? ¿Transitar por una calle con construcciones abandonadas te genera ansiedad? ¿Y si es una calle con construcciones de muros altos, sin ventanas?

Algunas de las preguntas señalan características de espacios públicos que predominan mayormente en ciertos polígonos de la ciudad. Características que no se ven tan comúnmente en zonas de alta plusvalía, lo que lleva implícito un tipo de desigualdad.

¿Qué significa lo anterior? Que las características de las ciudades, inciden en la percepción del temor a la violencia y propician la comisión de ciertos delitos. De tal forma, el diseño de las ciudades es el resultado de una atinada gobernanza urbana que provea características sanas propiciando la convivencia en el espacio público, o por el contrario, de una ausencia de gobernanza que lleve al abandono del espacio público generando inseguridad.

Regreso a una de las preguntas ¿Y si es una calle con construcciones de muros altos, sin ventanas? El documento Vivienda y ODS en México, elaborado por ONU-Habitat, INFONAVIT y SEDATU, señala que “… la presencia de extensos muros ciegos a lo largo de las calles y de las plazas disminuye la actividad y aumenta el sentimiento de inseguridad en el espacio público aledaño.  [Por el contrario] Espacios públicos amables, que fomenten la presencia e interacción de usuarios, disminuyen la sensación de inseguridad, fortalecen la cohesión social y el sentimiento de pertenencia de los ciudadanos.

En consecuencia, el diseño del espacio público y una gobernanza urbana atinada, son elementos que pueden propiciar la percepción de seguridad y la prevención de la violencia, pudiendo eliminar condiciones inseguras para la población y concretamente para las mujeres.

Recordemos que la violencia contra la mujer se genera en tres ámbitos: (i) el doméstico, (ii) la comunidad y (iii) la perpetrada por el Estado o sus agentes. Así lo señala el artículo 2º de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer  “Convención de Belém do Para”.

En ese contexto, la violencia contra la mujer cometida en el espacio público se encuentra ubicada en los ámbitos de “la comunidad” y “la perpetrada por el Estado o sus agentes”, pudiendo ser responsable el Estado, por su falta de prevención, por violaciones a los derechos humanos de las mujeres, concretamente al derecho a una vida libre de violencia.

En materia de espacio público, relacionada con la violencia y la discriminación contra la mujer, así como las obligaciones preventivas de los Estados, el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, señala en la Recomendación General número 35, sobre la violencia por razón de género contra la mujer, por la que se actualiza la recomendación general número 19, lo siguiente:

“… la discriminación contra la mujer incluye la violencia por razón de género”.

Elaborar y aplicar medidas eficaces para que los espacios públicos sean seguros y accesibles para todas las mujeres y las niñas, en particular mediante la promoción y el apoyo de medidas basadas en la comunidad con la participación de grupos de mujeres. Las medidas deberían incluir la garantía de una infraestructura física adecuada que incluya la iluminación en zonas urbanas y rurales, en particular en las escuelas y sus alrededores”.

Y, “Se trata de una obligación de carácter inmediato; las demoras no se pueden justificar por ningún motivo, ya sea económico, cultural o religioso.

Señalaba la urbanista y activista Jane Jacobs, “Un distrito de la ciudad exitoso es cuando el individuo se siente seguro en sus espacios públicos al compartirlos con extraños”.

En consecuencia, el diseño de las ciudades en cuanto al espacio público se refiere, tiene una relevancia trascendente en la prevención de los delitos contra las mujeres; y, su omisión, genera responsabilidad por violaciones a los derechos humanos.

Martín Barajas Torrero
Martín Barajas Torrero
Becario de la Organización de los Estados Americanos (OEA) para el Programa de Estudios en Derechos Humanos y Políticas Públicas. Consultor en Ordenamiento Sustentable del Territorio. Abogado litigante en derecho administrativo. Incansable observador urbano, construyendo ciudades proveedoras de bienestar. martinbarajastorrero@gmail.com

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