El tema de la delincuencia en el estado de Guanajuato trae aparejadas muchísimas situaciones desagradables.
¡El problema es que parece que resulta evidente para todos, menos para nuestras autoridades!
Nunca entenderé la actitud y la que podríamos llamar “casi necesidad” de negar lo innegable.
Nuestras autoridades, comenzando por el propio gobernador, el ahora Fiscal General, el Secretario de Seguridad y los Alcaldes, se empeñan en negar lo que para todos resulta obvio. Nos quieren convencer de que las cifras del Secretariado Ejecutivo Nacional (autoridad federal en la materia), donde nos ponen como el Estado más violento y con mayor crecimiento exponencial en cifras relacionadas con homicidios violentos, son mentira. Nos quieren convencer de que lo que vemos en los periódicos también lo es… y lo más indigno: nos quieren convencer de que el sentimiento de miedo, desazón y frustración que nos inunda, no tiene fundamento.
Resulta obvio que la estrategia que Diego Sinhué ha implementado en la materia está rebasada y no sirve. La torpeza e insensibilidad mostrada al ratificar a las autoridades estatales de seguridad y además de impulsar a Carlos Zamarripa como primer Fiscal General del Estado, nos muestran la misma indiferencia e ineficacia de la estrategia de prevención y combate a la inseguridad.
Diego Sinhué le ha apostado a dar más recursos a las áreas de seguridad, cuando eso no sólo ha probado su ineficiencia, sino que además sólo fomenta la corrupción.
De acuerdo al presupuesto de egresos de esta año, las instituciones de seguridad pública en el estado tuvieron un aumento presupuestal del 21.6 por ciento de manera global.
Sin embargo, de manera contraria los delitos no sólo no bajan, sino que registran un repunte global del 12 por ciento en los primeros tres meses de este año.
Hay casos más preocupantes. Por ejemplo, los homicidios dolosos crecieron 32 por ciento y las violaciónes un 62 por ciento los tres primeros meses del año y su comparativo respecto a los mismo meses el año pasado.
Para este año a la Secretaría de Seguridad Pública se le asignaron 3 mil 402 millones de pesos, lo que representa un aumento del 27 por ciento con respecto a los recursos que tuvo el año pasado.
A su vez, a la Procuraduría General de Justicia (hoy Fiscalía General del Estado) le otrogaron 2 mil 699 millones, lo que representa 15 por ciento más que en 2018.
Además, para este año, se creo el programa denominado “Seguridad y Paz Social” que se conforma con una bolsa de 7 mil 604 millones de pesos que aportarán diversas dependencias, el cual no existía anteriormente.
Resulta obvio que no existe una relación eficiente entre recursos/dismunición índices delictivos. Contar con más recursos no se ha reflejado en reducir los hechos delictivos, por el contrario, las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública reflejan un aumento considerable y sobretodo, la sensación de miedo nos ha acompañado desde hace algún tiempo.
Todos hemos tenido que modificar nuestras actividades y también invertir más recursos (económicos y de tiempo) para evitar ser víctimas de delito. Entiendo que eso resulta obvio, pero no por ello es natural, al contrario tener miedo y actuar con ese sentimiento de impotencia, es ir contra lo que debería ser.
¿Cómo combatirlo? No es fácil ni rapido. Ocupa sobretodo paciencia, educación y mucho compromiso social.
Además, se debe poder evaluar la rentabilidad e impacto de las inversiones dirigidas a la seguridad en el estado y en los municipios.También se debe mostar cero tolerancia a cualquier delito, incluyendo las efectaciones menores para retomar la sana convivencia ciudadana y que nos lleve a cumplir la ley. Además sería importante dar un seguimiento puntual a los reos que son excarcelados para dar seguimiento a su comportamiento en sociedad.
Mucho por hacer, pero hay que comenzar ya.
