El día de ayer (jueves) no fue uno exento de labores dentro del GIFF. Me encontraba en la sala de prensa escribiendo sobre una película rodeado de otros compañeros cuando la mesa en la que me encontraba se volvió demasiado inquieta como para dejarme trabajar a mí y a otro sujeto, así que decidimos poner un papel para evitar el baile y de ahí comenzó la conversación típica: qué escribía, a qué medios representaba, qué había visto en el festival… y salió el tema por parte suya:
-¿Ya viste la nota que publicaron sobre los críticos de cine que no dejaron venir al GIFF?-
– ¿Eso pasó?-
-Sí, la escribió el gremio de críticos de cine mexicanos-
-Oh, te refieres red mexicana de periodistas cinematográficos-
-Esos-
Me mandó el enlace y pues no está de más dejarlo aquí por si no lo han leído.
En la nota mencionan casos sorprendentes de la negación de medios especializados y valiosos en el tema de cine que se encuentran en nuestro país y también mencionan asuntos como la aparente justificación de los recortes de presupuesto que no permiten la asistencia de todo mundo.
De inmediato supe que la nota se regaría como pólvora y no me equivoqué. En medio de los eventos de hoy mientras revisaba mis redes sociales en cada descanso, veía la aparición del documento entre allegados que también se dedican a medios o que han tenido experiencias dentro del festival de cine y fuera del festival en las filas se hablaba del tema.
No voy a incitar a la gente a que vayan por sus trinches y fogatas, primero lo que haría es invitarlos a leer la nota, y si tienen un comentario con mucho gusto hacerlo. Tampoco puedo hablar a la defensa de los afectados porque en mi caso las acreditaciones jamás se me han rechazado, en realidad espero que lo que haya pasado haya sido una desafortunada coincidencia que se pueda remediar para los años posteriores, porque en efecto un festival de cine sin críticos, no es un festival de cine. Y esta situación la verdad me dejó pensando desde la tarde gracias a una frase adjudicada a Jorge Caballero “Lo que sobran son festivales y lo que les falta son profesionales de cine que los cubran”.
En mi mente pasaba la procedencia de estos críticos y lo que puedo decir es que desgraciadamente, está en lo correcto: no contamos con expertos o gente que quieran escribir de cine. Muchos compañeros asisten al evento, independientes o provenientes de los medios que podemos decir son “pesados” entre sus tierras, y muchos cubren el mismo itinerario: inauguración, conferencias, clausura.
Son muy pocos los que de verdad quieren ir a ver una película, los que se quedan a entrevistar a realizadores, los que publican notas al respecto independiente de si es buena o mala, de sus visiones al respecto. Lo digo porque yo lo veo todos los días del festival de todos los años en los que me he presentado.
Si tú mi estimado compañero, eres de aquellos que laboran con esfuerzo en tu área, no deberías sentirte ofendido por lo siguiente, pero no me negarán que suceden estos sucesos: Los que ofrecen oficio de tres notas llegan con la acreditación como si se tratase de un pase VIP, a muchos los ves solamente en la verbena guanajuatense sin llegar a escribir una nota o al hacerlo percibiendo la misma redacción que misteriosamente se repite a pesar de la diferencia de procedencia. No soy un santo y ciertamente no me considero una eminencia dentro del arte de la crítica cinematográfica, pero voy creciendo y quiero ver crecer a mi estado y sobre todo a mi ciudad, una que se enfrasca en no permitir este tipo de publicaciones en los medios de comunicación.
Lo he intentado en todo lugar, radio, tele, periódico, zonas de talleres, escuelas. Las opciones que se me dan son o hacerlo gratis porque les interesa pero no lo suficiente como para pagarte (y ustedes saben que el artista vive de su arte hasta que le da hambre), o negarse por no considerarlo necesario, sin darle una oportunidad al proyecto y después estarse rascando la cabeza buscando una respuesta del cielo que les permita llegar a una audiencia.
La crítica es esencial porque el arte es esencial, necesitamos expresar lo que nos parece una obra porque así todo crece: tanto el que la omite, como el artesano van tomando en cuenta lo que se dice y si lo que se dice es demasiado pobre o mal intencionado pues ¿Por qué tomarlo en cuenta?
Pero vivimos en una ciudad que no quiere vérselas negras, que quiere elogios sin sentido, en donde el elitismo surge de todas las áreas y en donde expresarnos en contra de algo puede resultar a ser una situación en donde pareces el loco del pueblo nadando contracorriente.
¿No creen que sean necesarias? Pueden meterse a Wikipedia y encontrar en muchas películas la opinión de gente como Roger Ebert quien sin lugar a dudas fue el crítico más importante de cine en lo que tiene de vida este arte. La gente toma de manera valiosa y de estandarte lo que aparece en IMDB y Rotten Tomatoes. Los críticos le dan un valor de opinión a los periódicos y medios en los que aparecen porque generan un público que los valora y que interactúan con él y su debate fílmico. Son pruebas de que son tan relevantes como para ser catalizadores de éxito en la industria y festivales.
Esta es una oportunidad para todo el afectado. El festival necesita crecer y la mejor manera de hacerlo es por parte de medios especializados de todas partes de la república y los medios para ser valorados a un nivel histórico necesitan darle espacio a estas opiniones. Yo he ido al festival de manera independiente, y este año no es la excepción, porque mi labor siempre es la de ver películas y jamás ser censurado, esta labor la veo como una semilla en potencia, una de la que tengan por seguro quiero ver florecer:
Yo quiero ver más críticos en mi ciudad.