Este año, a punto de empezar la Semana Mundial de la Lactancia Materna[1], la vida me dio un hermoso regalo: encontrarme a la primera mamá a la que le di asesoría una vez que terminé mi formación como asesora de lactancia Edulacta[2].
Fue un momento muy muy especial, no sólo por el gusto de vernos, sino por los emotivos recuerdos que se despertaron en ambas. Ella me decía: “¡Mira! ¡Mira a mi chiquillo!”.
Y lo que yo vi, fue no sólo a ese niño sano y vivaz… sino también los múltiples momentos en los que Karina había confiado en mí previamente.
El primero, cuando me escuchó en la radio y llamó para apuntarse a la Escuela de Amor para la Familia aún sin conocer nada más de mí que la voz. Llegó al taller acompañada de su esposo.
Luego, me pidió un fular para portear a su pequeño y se inscribió a Danza Portando, el primer taller de porteo y baile en León, que nos vino a dar Karina Miranda desde la ciudad de México.
Posteriormente, me invitó a darle clases de Manejo de Emociones a los operadores de transporte de la empresa donde laboraba y, cuando tuve problemas de salud y no pude continuar, me entendió en el acto, diciéndome que no me preocupara.
Pero, el acto de mayor confianza fue cuando me permitió acompañarla al nacer su 2º hijo, Isaac.
Llegué al hospital después de que le habían realizado la cesárea. Pusimos al bebé sobre ella y esperamos… efectivamente, el pequeño reptó hacia el pecho de mamá e hizo el agarre espontáneo.
Los ojos de las dos se rebozaban de emoción.
Kari y yo habíamos vuelto a encontrarnos en varias ocasiones, pero había pasado mucho tiempo sin ver a Isaac, ahora todo un niño de más de 4 años. Muchas cosas han pasado y muchas asesorías he tenido oportunidad de acompañar desde el día que él nació hasta hoy, pero nunca olvidaré la emoción de esa primera vez.
Siento un profundo agradecimiento por la confianza depositada en mí y que se repite en cada oportunidad de orientar a una mamá que tiene el deseo de AMAmantar.
Ser asesora es para mí un honor y un placer, por eso amo mi trabajo. Pero también sé que es una gran responsabilidad, la principal para mí: favorecer que la mamá identifique sus propios recursos internos (como mamífera que es) y su empoderamiento emocional a través de la escucha empática.
Lo demás, la técnica, la información basada en evidencia, las estrategias para establecer una lactancia no son menos importantes (y es nuestra obligación saberlas y tener la capacidad de comunicarlas), pero que la mamá confíe en sí misma, ES IMPRESCINDIBLE.
Así que gracias a todas las mamás que han acudido o recibido a una asesora de lactancia, a una líder de la Liga de la Leche o a una IBCLC, y nos han escuchado, recibido la información y guía… y después, ¡han puesto manos a la obra y confiado en sí mismas!
El logro de esa lactancia – exclusiva, mixta, en diferido o directa – ¡ES SUYO!
GRACIAS, le están haciendo el mejor regalo a tu bebé, a tu familia y al mundo.
De ahí la importancia del lema que se ha propuesto este año para la SMLM: “Empoderémonos. Hagamos la lactancia posible”.
A los demás, lo que nos toca, es informarnos, ser sensibles y apoyar su decisión y deseo de amamantar.
#AquíSeAMAmanta #PorUnMexicoSano
[1] Del 1º al 7 de agosto de cada año, UNICEF y sus aliados la Alianza Mundial pro Lactancia Materna y la Organización Mundial de la Salud celebran la Semana Mundial de la Lactancia Materna (SMLM) en más de 120 países.
[2] “Actividad reconocida de Interés por parte de la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN)”.
