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jueves, abril 25, 2024

El gran sueño

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Resulta curioso cómo en la vida asocias una idea sin pensar que lo que estás creyendo resulta ser incorrecto; eso me pasó con Phillip Marlowe, quien es por mucho el detective de Hollywood más famoso e influyente de la literatura americana. Lo recuerdo mucho por tener un videojuego sobre el personaje que, por cierto, nunca llegué a pasar, era bastante complicado, ni siquiera pasé la primera escena. Marlowe tenía este aire “cool” con su gabardina y su dotación de cigarros sin fin que de inmediato me hicieron pensar en una sola persona: Humphrey Bogart.

Ahora, en ese entonces yo era un niño, y el asociar a Bogart con el personaje se me hizo fácil, en ese entonces pensaba que el actor interpretó al personaje en todas sus películas de detectives, pero cuál sería mi sorpresa de que en toda su vida, Bogart interpretó sólo una vez a Marlowe. Lo cierto es que bastó de una ocasión para generar arquetipos, en una película que cumple 70 años.

Phillip Marlowe (Humphrey Bogart) está en la mansión del General Sternwood (Charles Waldron). Después de coquetear con la hija menor de este (no lo culpo), se sienta con él en su vivero personal mientras bebe brandy y discute el por qué lo han llamado. De acuerdo a Sternwood, lo que quiere es que dejen de chantajearlos por una apuesta que Carmen (Martha Vickers), su hija menor, no le ha pagado a Arthur Gwyn Geiger (Theodore Von Eltz), está cansado de recibir amenazas e intentos de sobornos y quiere saber más a fondo sobre Geiger, contrata a Marlowe porque es el mejor en su trabajo y este accede a la investigación; pero al salir de la junta, se encuentra con la hija mayor de este, Vivian Ruttledge (Lauren Bacall) quien tiene motivos para sospechar de que la investigación que busca su padre no es sobre una deuda, es sobre la desaparición de uno de sus amigos.

La investigación de Marlowe lo lleva a un punto en donde al seguir a Geiger hasta una casa en donde escucha un disparo y unos gritos. Con cuidado llega y descubre el cadáver de Geiger, a Carmen drogada y ataviada con ropa exótica y una cámara escondida en una estatua ¿Qué significa todo esto ahora que Geiger aparece muerto?

 

El gran sueño comenzó como un proyecto que aprovechaba el éxito de Humphrey Bogart en Warner Brothers y su reciente relación con Lauren Bacall; el estudio amaba a Bogart y consciente del escándalo que representaba su aventura –en ese entonces él tenía 46 y ella 20- buscaron películas en donde se pudiera explotar la química de los dos. El gran sueño resultaría ser el segundo proyecto que los involucraba y también al director: Howard Hawks, aquel director polifacético que se encargó de joyas como Scarface (1932), Los caballeros las prefieren rubias (1953) y La cosa del otro mundo (1951).

Pero el adaptar la novela de Chandler resultaría una labor complicada, porque vamos… el Hollywood clásico era moralista, y censuraba todo, por lo que hacer una película con Philip Marlowe en donde hay disparos, asuntos de pornografía, sexo, drogas y homosexuales era algo impensable. En vez de eso el guion que estuvo a cargo de Leigh Brackett, Jules Furthman y William Faulkner –sí, el Faulkner que escribió El ruido y la furia– concibe la sensualidad de la novela en insinuaciones que desbordan las féminas que se encuentran con Humphrey Bogart. Esto fue para omitir problemas con el Código Hays –encargado de la censura en las películas de ese tiempo- y como un grito desesperado de que Hollywood debía cambiar que irónicamente fue causado porque el guion aún no se completaba durante la filmación.

Y funciona.

Funciona porque en vez de cuestionarte sobre qué está pasando con el misterio que se vuelve más denso y confuso, disfrutas la actuación de Bogart. En uno de los casos más peculiares de ese tiempo, el personaje adquiere el peso total de la película y cualquier interacción, sea fallida o no, nos importa porque su Phillip Marlowe es ácido, rápido con la lengua y un seductor que cada que se encuentra con una mujer, coquetea con ellas sin dejarse ver vulnerable. Poco importa si se encuentra con matones, si entra a una librería o si se pone a investigar (cosa que debería hacer), nos fascina.

La intención de hacer todo extremadamente confuso resulta en que vemos al personaje relacionarse con personajes que van y vienen, rompiendo el mapa que estamos asimilando en nuestro cerebro para saber quién es el culpable del asesinato y por qué.
La intención de hacer todo extremadamente confuso resulta en que vemos al personaje relacionarse con personajes que van y vienen, rompiendo el mapa que estamos asimilando en nuestro cerebro para saber quién es el culpable del asesinato y por qué.

Esto se hace más notorio con la interacción de quien fuera su esposa, Lauren Bacall; con su “bebé” se nota una química que sabiendo la historia personal, agrada, a pesar de que ella no fuese la mejor actriz de todas con Bogart se vuelve agresiva, sin dejar su brazo a torcer y siempre mandando indirectas.

De hecho una de las mejores escenas es una en la que juegan con un teléfono; la situación parece improvisada y en cualquier momento los dos se van a carcajear.
De hecho una de las mejores escenas es una en la que juegan con un teléfono; la situación parece improvisada y en cualquier momento los dos se van a carcajear.

La película de Hawks es muy complicada de seguir, pero sigue siendo disfrutable y la que a mi parecer tiene la mejor actuación de Bogart como detective. Y más que eso, influyente en varias películas que hemos visto en donde el problema no importa siempre y cuando veamos cómo reacciona un personaje ante las situaciones, desde El gran Lebowski (Los hermanos Coen, 1998) hasta Clerks (Kevin Smith, 1994), ahí entra la influencia de El gran sueño. Si uno es adepto a una película de misterios, quizás se encontrará con la horma de su zapato, o la apreciará como la única oportunidad en la que un actor se hizo dueño del estilo de un personaje.

 

Por cierto, el tráiler de la película es uno de los mejores de la historia:

 

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