Por: Félix Fuentes
En la Línea
Javier Sicilia se erigió en juez de políticos y defensor de viudas y huérfanos víctimas de la delincuencia organizada. A su vez, la PGR inició en 2010 una investigación de al menos cuatro generales, basada en un anónimo y testigos protegidos, la cual todavía no acaba.
Cuando hay vacíos de poder, como sucede en este régimen, llenan los espacios personas ajenas al gobierno y a la impartición de justicia. Sicilia instaló su tribunal en el Castillo de Chapultepec y el presidente Calderón fue el primero en rendirse ante él, en vez de escuchar reclamos de quienes padecen estragos por la guerra fallida contra el narcotráfico.
Si al menos hubiese el intercambio mínimo de información entre los partidos políticos, sus candidatos habrían acordado discutir los temas nacionales urgentes entre ellos, en vez de recibir denuestos de Sicilia.
¿Acaso quería Josefina Vázquez Mota escuchar del besucón Sicilia que después de 12 años deja su partido “un inmenso camposanto como patria”, y la continuidad de “una política que ubica al país en el horror, la miseria y el despojo?”.
Decidido a lucirse, el dirigente del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad manifestó a Peña Nieto que representa el regreso al pasado, al origen de la corrupción y a los intereses de los monopolios de la comunicación. Al reclamo de una mujer por el operativo contra los comuneros de Atenco, el mexiquense respondió que ese asunto fue sentenciado por la Suprema Corte y a él le dejó varias lecciones.
Con López Obrador, Sicilia fue violento. Según dijo, el tabasqueño representa intolerancia, confrontación, resentimiento político, mesianismo e incapacidad de autocrítica para señalar y castigar a muchos miembros de su partido y de candidatos que arropa como Manuel Bartlett. AMLO pidió no ser metido en el mismo costal de otros candidatos y, arguyó, no tiene nada de qué avergonzarse. Un día después denotó decepción por los calificativos recibidos y la esposa del abanderado de izquierda dirigió una carta a Sicilia, pidiéndole rectificación de sus conceptos.
Ni Gabriel Quadri escapó a las andanadas del nuevo juez de la política. Le recriminó estar apoyado por una cacique, Elba Esther Gordillo. ¿A eso fueron al Castillo de Chapultepec los aspirantes a la Presidencia de la República, a ser tratados como los malosos de la nación?
EN EL EJÉRCITO aumenta el descontento por el trato alevoso de la PGR a varios generales y a otros oficiales. Familiares y compañeros de armas de los arraigados repudian que, con base en una llamada telefónica anónima, hecha ¡el 17 de marzo del 2010! se les acuse hoy de arreglos económicos con el cártel de los Beltrán Leyva.
Los generales Tomás Ángeles Dauahare, Roberto Dawe González y Rubén Pérez Ramírez, así como el teniente coronel Silvio Hernández Soto y otros oficiales, han sido incomunicados y sometidos a intensos interrogatorios en la SIEDO por señalamientos del testigo protegido Jennifer, utilizado por esa dependencia para formular cargos de sobornos millonarios, sin que al mismo acusador le consten las entregas de dinero.
Algunos militares advierten que los generales arraigados criticaron la “guerra” calderonista contra la delincuencia y por ello se procede contra ellos. No debieran estar detenidos por autoridades civiles, afirman.
EL EX JUEZ 78 CIVIL, Justino Montes de Oca, autor de incontables ilícitos, entre otros el de denegar y retardar la justicia, fue separado de su cargo por el Consejo de la Judicatura del Distrito Federal y lo busca la policía judicial capitalina por la orden de aprehensión dictada en su contra.
AGUSTÍN CASTRO Pérez asumió la importante Dirección Corporativa de Administración de Pemex, habiéndolo aprobado el Consejo de Administración por unanimidad. Castro es economista egresado de la UNAM con maestría de El Colegio de México y posgrado de Harvard.
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