Por: Amicus DH, A.C.*
A propósito de la elección de la nueva persona titular de la Procuraduría de los Derechos Humanos en nuestro Estado, que habrá de presentarse en las semanas próximas, es pertinente recordar las razones por las que esta figura es fundamental para la consolidación de los regímenes democráticos. En la historia de la humanidad, esta institución se ha ido transformando a lo largo del tiempo hasta llegar a consolidarse como fiscalizadora y supervisora de las actividades relacionadas al ejercicio de la autoridad y la función pública.
Sus orígenes se remontan a Grecia entre los años 700 y 500 A.C., en que cumplía funciones de control en las actividades municipales. Sin embargo, no es hasta el siglo XVI, cuando en Suecia nace la figura del Ombudsman con una aproximación más parecida a como la conocemos hoy en día, en que hacía las veces de una entidad que exponía al rey las anormalidades advertidas en el actuar de los tribunales de justicia.
En nuestros días, la oficina del Ombudsman es conocida con diversos nombres alrededor del mundo, incluyendo denominaciones como Procuraduría de Derechos Humanos, Comisión de Derechos Humanos, Defensoría del Pueblo y Defensoría de los Habitantes. Sin importar el nombre que reciba, su importancia radica en las funciones que desempeña, esto es, la de proteger a las personas contra los abusos o actos arbitrarios de las autoridades, mismos que pueden afectar la esfera de derechos de cualquier persona.
En este sentido, en el caso de presentarse un abuso por parte de la autoridad, la oficina del Ombudsman puede recibir e investigar las denuncias que realicen las personas que consideren se han visto afectadas. Para efecto de pronunciarse acerca de los hechos denunciados, procederá la realización de una investigación con el objetivo de comprobar la existencia o no de los actos reclamados por la persona afectada.
Por último, en el caso de encontrar que se hayan afectado los derechos de una persona respecto al actuar de las personas que se desempeñan en el sector público, corresponderá la emisión de una resolución que lleva el nombre de Recomendación, misma que si bien carece de obligatoriedad, emitirá pronunciamiento sobre el caso y las medidas que deben tomarse para efecto de corregir la falta encontrada. Adicionalmente, las oficinas han incorporado entre sus funciones otras de carácter promocional y educacional, que son indispensables en la tarea de generar una cultura de respeto a los derechos humanos en nuestras sociedades contemporáneas.
En conclusión, el proceso que se presentará en las próximas semanas tiene una gran importancia. Lo anterior, toda vez que de la experiencia y liderazgo, así como de la calidad humana y moral de la persona que asuma la titularidad de la Procuraduría, depende que la relación entre las y los ciudadanos y las instituciones públicas evolucione, el actuar de las autoridades se apegue a los estándares de respeto y garantía de los derechos humanos, y se avance en le cumplimiento de las recomendaciones emitidas.
*Amicus “Derechos humanos por el cambio social”
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