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jueves, abril 18, 2024

El planeta de los simios: La guerra

De adulto es cuando agradeces la carencia de tener canales de paga en casa de tus abuelos, porque gracias a esa carencia, tuve que ver cientos de películas los domingos cuando regresábamos de la iglesia. Algo tenían esos domingos en especial porque las películas que Canal 5 pasaba eran diferentes a las del sábado; el sábado tenías cintas de acción y de estrenos “recientes” de los ochentas… pero el domingo era un día en donde podías ver clásicos del cine, y nunca voy a olvidar el domingo en el que vi esto:

Ese momento en el que George Taylor se encuentra con simios montados a caballo capturando humanos es una gran pesadilla vuelta cine. La música tan extraña –gracias a Jerry Goldsmith– y el desconcierto de los involucrados forman parte de “El planeta de los simios”, una película que desde 1968 cambió el panorama de la ficción. La serie fue la primera en presentar una idea compleja tanto en su concepción como en su crítica social, rompió los moldes establecidos de la ciencia ficción de ese entonces, plagada de botargas y naves espaciales; y más importante, fue el parteaguas que 20th Century Fox buscaba, porque había un tiempo… en el que esto era Star Wars por su diversidad de productos mucho antes de que existiera Star Wars. La brecha de éxito del Planeta de los simios duró hasta 1973, año en el que salió la última entrega, y tras un breve intento de televisión, la franquicia pasó al olvido de su tiempo… la gente ya no quería más simios.

Lo cual es una pena, miren ese intro animado igualmente barato e igualmente atmosférico.

 

Desde ese domingo me hice fanático de la franquicia, era un mundo totalmente tenebroso y decadente para la humanidad que se acomodaba mucho a mis percepciones de la ficción en esos tiempos. Leía de la película, coleccionaba lo que podía de ella, llegué a dibujar a sus personajes y sí… me emocioné con la readaptación que preparaba Tim Burton, que pasó a ser el inicio de su declive y mi desenamoramiento hacia su leyenda.

El planeta de los simios parecía intocable y peligrosa para Fox hasta pasada una década de su último intento cuando la fiebre de los remakes / reboots / precuelas / licuado de todas las ideas sugirió tomar la franquicia por parte de Rick Jaffa quien escribió una película sobre el origen de una revolución por parte de los simios. Muy a pesar de que tenían pena aceptar de que esto era un remake –siempre mencionaban que no lo era pero que existía dentro del universo de la versión del 68 y que era una idea propia y original…claro- el proyecto resultó ser exitoso tanto para la taquilla como para las audiencias, y catapultó la idea de una nueva serie de películas describiendo la vida y lucha de César, el primer simio pensante.

Han pasado 6 años, Rupert Wyatt se alejó del proyecto argumentando problemas con la fecha, y a su lugar llegó a cubrir Matt Reeves, quien no obtiene el crédito que merece siendo un director joven y que en primera potenció la idea del found footage con Cloverfield (2008) y que fue mal juzgado por el remake que hizo de Déjame entrar (2010), una película que no compite con la original, pero que sí ofrece una visión diferente que le permite co-existir.

No es mentira lo que van a escuchar en estos días, porque la anterior película del Planeta de los simios fue mi película favorita de 2014, así que podría decirse que sí estaba con las expectativas altas respecto a esta última película.

Y fueron satisfechas en todo nivel.

¡Qué película acaba de realizar Reeves! Una que primero es demasiado visceral considerando su clasificación y espacio en un verano plagado de puras fallas. Hace suya la franquicia, ya se siente más confidente en relatar algo de su propio interés y desarrolla conceptos que había presentado en la anterior película.

En El planeta de los simios: la guerra, la atención de Reeves –quien también funge como guionista- es la de expresar nuestra decadencia humana, en donde somos tan estúpidos que utilizamos todos nuestros últimos recursos para un último duelo a muerte contra seres que irremediablemente son producto de nuestros errores pero que no afectan a nadie. Y es serio y ácido en su tratamiento, mostrando el poderío de las fuerzas militares autoritarias regidas por un sujeto que ha perdido la razón, que vuelve animales a sus seguidores, y por el constante recordatorio de que la nación más “poderosa” del mundo ha perdido su identidad regional en una genial escena de César huyendo de soldados columpiándose de una bandera en llamas.

Es un gran trabajo actoral no sólo para Serkis, sino para todos los que son simios, ya que la mayor parte del tiempo la comunicación es expresa a través de señas y momentos de silencio, acompañados de la música y el gran diseño sonoro.

Lo mejor es que culmina un arco para el personaje de César de una manera intrigante, porque se presenta como una figura mesiánica para su grupo, pero a la vez las decisiones que toma a lo largo de la película lo van alejando de su propia figura y pensamiento, acercándose más a lo que fue Koba, un ser de violencia y venganza.

Toma el camino de saciar sus propios instintos y sufre las consecuencias, y la película se da el tiempo de mostrar una etapa oscura para el personaje que ha sufrido de todo, y jamás establecerlo como un villano sin razonamiento.

Choca mucho con la dinámica que presenta El Coronel, interpretado por Woody Harrelson que es una figura diametralmente opuesta a la de César, porque ambos son figuras de respeto, sin ellas no son nada su gente, la diferencia radica en obviamente su raza, pero también en su planteamiento que presenta su naturaleza. El Coronel no va a perder la oportunidad de infundir miedo en sus allegados y enemigos, y César busca siempre la esperanza de que los humanos y simios sean capaces de trabajar juntos o sin molestar a nadie.

Y esto le hace una película densa, depresiva en muchas ocasiones y grotesca, porque al final no esperamos victoria por parte de nuestra especie, sino por la de aquellos que irónicamente han tomado una posición más humana que nuestros hermanos.

Es genial lo que se ha logrado en aspectos técnicos, porque Michael Seresin capta paisajes naturales que le dan un aire épico y de escala a la venganza de César que evoca furia y calor dentro de paisajes nevados y que no demerita las secuencias de acción jamás mostrándose confusas y permitiendo conocer la geografía y espacio de la escena en planteamiento.

Quizás lo más logrado sea la música de Giacchino, aquí una vez más da muestra de que si le dan tiempo y secuela, desarrolla temas que abarcan los sentimientos de los personajes, y “El planeta de los simios: la guerra” aborda variaciones y temas inéditos. Los más notorios son los temas de piano que comparten Nova y César (Exodus Wounds y The Posse Polonaise). Son temas de piano, torpes -por lentos, no por fallidos- y agudos que comparten una estrecha relación, por parte de Nova existe la visión de que esta niña está más cercana a su lado animal y que incapaz de hablar se vuelve el estandarte de la humanidad y esperanza, mientras que el de César, es uno dramático que nos deja percibir la presión de su grupo al ver cómo van disminuyendo y que de antemano expresa su tragedia como héroe y líder manchado de sangre. También podemos apreciar el tema de “El Coronel” que contrasta mucho con su imagen retrógrada porque lo presenta como un héroe enigmático, y las exploraciones con percusiones y coros que evocan al trabajo clásico de Jerry Goldsmith. Es un excelente trabajo, uno que expresa afinidad por el género y capacidad por parte de Giacchino quien tampoco deja de ser Giacchino poniendo chistes pésimos en sus tracks.

El planeta de los simios: la guerra es una gran película, y es una pena que no haya podido encontrar una audiencia en este verano… uno plagado de productos inferiores y de ciertas películas que roban el crédito para un director y sus involucrados que han logrado hacer oro de puro fango, de que han ofrecido no sólo una visión crítica como la película que lo inició todo, sino que cierra un ciclo que se levanta como la trilogía más exitosa de los últimos años.

Lo curioso es que todavía no hemos llegado al Planeta de los simios y quedan muchas dudas de si esta sociedad de simios se volverán villanos, pero todo parece indicar que no se tiene el interés de contar esto, de volver a elementos tradicionales, se hizo material propio y digno y vale cada minuto en pantalla grande.

Matt Reeves, eres un campeón sin corona.

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