- Publicidad -
miércoles, abril 24, 2024

El rapto en el serrallo

El festival Liber acaba de dar inicio en la ciudad. El festival en conjunto con el Forum Cultural Gto tiene como labor demostrar la valía y posibilidad de un evento de tal magnitud apoyado en conjunto con una sociedad privada, en este caso el participante y organizador de Liber es Grupo Salinas. Precisamente ayer inició la carta fuerte del festival, la carta que pone en altas exigencias al espacio localizado en el Forum Cultural que además, sirve casi como observación definitiva de sí un festival de las siguientes características pueden perfilarse en una ciudad que lo acobija, o arroja. El día de ayer el Teatro del Bicentenario se encontraba con un aforo mediano que para situaciones que ha presentado en ocasiones pasadas es algo positivo, ya que además el lugar se encontraba con familias enteras, que si bien no ocuparon todo un segmento del teatro sí se encontraban dispersas por la oportunidad de precios que ofreció el espacio. Menciono este fenómeno, porque sí es algo que los encargados deben revisar, ya que la presentación de El rapto en el serrallo valía lo demasiado, como para tener un aforo lleno.

El rapto en el serrallo es una comedia operística del monstruo de monstruos Wolfgang Amadeus Mozart, la cual puede pasar desapercibida por el público tradicional pero que sin duda alguna reconocen mínimo un segmento, el canto final es uno que se ha elevado en la cultura vulgar -en el sentido de amplitud, no de ofensa- y popular. También se trata de una ópera con un valor significativo, porque en ella hay un mensaje de vanguardia de las ideas equivocadas tradicionales de un país a otro, siendo en este caso el choque cultural de Argelia, latente en la obra con los intentos del noble español Belmonte (Edgar Villalva) en recuperar a su querida Konstanze (Leticia de Altamirano), la cual fue secuestrada y vendida como esclava al Bajá Selim (Nicolas Sotnikoff).

Sergio  Vela es el encargado dentro de la puesta en escena y hace algunos cambios dentro de la obra que resultan interesantes propuestas, siendo más notoria la de la traducción del Bajá Selim -ya que la obra está cantada en idioma alemán- quien no es un personaje que no comparte escena con los demás sino que es uno que se encuentra en el papel del narrador, lo cual sí es un tanto ineficaz.

Ineficaz porque con esta decisión, parece ser que Selim pierde valor de peso dramático, ya que los personajes no interactúan con él y este se dedica a aparecer después de cada segmento musical anunciado por el grupo de Tambuco y sus percusiones, en intervalos donde aparece flotando en una alfombra mágica haciendo labor de narrador, en los mejores casos lo que hace es sensibilizar más a su personaje, lo que le ayuda más en la resolución final y su lección, pero cuando no, es simplemente un factor que vuelve más pesada la trama que parece no poder avanzar de manera más fluida, porque tenemos el obligado segmento con Selim.

Selim adquiere un desdoble escénico, porque además de sus narraciones, sus entradas y salidas son ofrecidas por el grupo de Tambuco,, quienes musicalizan de manera perfecta las apariciones del Bajá
Selim adquiere un desdoble escénico, porque además de sus narraciones, sus entradas y salidas son ofrecidas por el grupo de Tambuco,, quienes musicalizan de manera perfecta las apariciones del Bajá

La innovadora escenografía corre a cargo de Ghiju Díaz de LeónIván Cervantes Sergio Vela, quienes hacen una labor poco vista en las presentaciones de Teatro Bicentenario, porque El rapto en el serrallo suple la mayoría de sus elementos de escenografía con proyecciones que ya para este punto han alcanzado una calidad notoria y para nada estorbosa entre los actores, y que como se darán cuenta en las imágenes presentes, le dan un aire de antaño a los personajes que adquieren un filtro dorado, pero también es un elemento que durante su primer acto no se termina explorando del todo frente a las posibilidades que puede presentar dicha tecnología, esto se evidencia en el segundo acto en donde los personajes terminan interactuando con elementos físicos que aparecen a escena como un ventanal, y en un punto mas precioso, un edificio junto a unas escaleras brillantes que aparecen bajo la luz de la luna.

Leticia de Altamirano fue la estelar como Konstanze, y aquí dentro de la obra se lució en cada número solitario, que normalmente recibía aplausos de un público maravillado. Ella al igual que Anabel de la Mora profesaron una serie de juegos con su canto excelentemente entonados. Edgar Villalva como Belmonte también padece de una entonación cuasi perfecta, el caso de casi impercepción, se trata de Pedrillo interpretado por Enrique Guzmán, el cual de manera curiosa termina interpretando una canción de envalentonarse en un personaje que por la gran parte del tiempo es entera mímica. Osmín quizás sea el que más pase desapercibido pero Bernd Hoffmann con su voz de bajo es un detalle a observar puesto que resulta ser de los más cómicos expresando todo el tipo de torturas que sufrirán los invitados, y con un lenguaje corporal brusco e inamovible.

El rapto en el serrallo es una ópera que propone una forma de producción inusitada para los estándares del teatro y las compañías que hemos visto por años, lo cual quizás sea un elemento que pueda tomar en consideración para lograr futuros proyectos similares. Fuera de esta innovación, lo cierto es que no hay una pérdida de parte del público cautivo de dicho arte de presenciar el plato fuerte del festival durante los siguientes días, en donde cabe destacar, de que Mozart llega en entereza a nuestro recinto.

Todavía hay funciones para El rapto en el serrallo de este fin de semana: el viernes a las 8 de la noche y el domingo a las 6 de la tarde.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO