En la relación actual de gobernante – gobernados pareciera que la sentencia aristotélica de que el hombre es un animal político recae en unos cuantos interesados en el poder, en tanto que los muchos sólo son considerados como un voto en tiempos electorales.
Grupos de poder, a través de partidos políticos; o mejor dicho, usando los partidos, buscan colocar a sus gentes en lugares clave para el logro u obtención de beneficios particulares o de grupo.
Al amparo de la democracia se monta todo tipo de espectáculos, y se reparten baratijas entre la población. El objetivo: comprometer el voto. Observando con ojos críticos podemos apreciar la carencia de propuestas y el espectáculo sobrado.
El mismo debate entre los presidenciables podríamos decir que se mantuvo en la línea entre la propuesta y la frivolidad. Así un ejercicio dirigido a la razón desvió su punto de atención y en los medios y las redes sociales el asunto se fue en buena parte hacia el comentario ligero.
No obstante esta situación, hay que reconocer que hay políticos responsables y ciudadanos que corresponden de igual forma. Ciudadanos que han seguido con interés las campañas, que han estudiado a los candidatos y que han sacado conclusiones. Para estos ciudadanos el debate fue un escenario más que permitió compararlos.
Esta misma situación se repite en estados y municipios.
Promover la participación crítica de los ciudadanos en la política es fortalecer la democracia, es dignificar la política. El ciudadano no es un objeto que se compra, el ciudadano es un actor en la vida política, es constructor de democracia.
Tal vez el primer punto de observación de candidatos y partidos por parte del ciudadano sea el cómo me ven: como objeto o como sujeto, como voto o como actor.
Como ciudadanos tenemos mucho por aportar en este proceso electoral en puerta y en la democracia que estamos construyendo.
El ciudadano que se sabe sujeto de la política no se conforma con emitir libre y responsablemente su voto. Este ciudadano se hace gobernar bien, no deja en exclusiva el gobierno a los políticos.
Hasta la próxima.
