Quién es ese horario, no hubo mañanitas, no hubo pastel, ni comida especial desde el 2011, en las fiestas del día de la madre, en México, se realiza una marcha de la dignidad nacional.
Entre 116,000 y 127,000. Se encuentra una cifra aproximada de las personas desaparecidas y mujeres que son madres, recorren pueblos, lugares, inhóspitos, rancherías, y cuánto lugar le inspira su intuición de qué podría encontrar algún elemento que le permita canalizar su esperanza y mantener su energía para seguir buscando todas. Ellas buscan a sus hijos y algunas otras personas queridas que fueron víctimas de desapariciones.
A ellas se les conoce como madres buscadoras, rastreadoras, el amor por sus hijos y las omisiones del Estado mexicano para buscar y encontrar a sus seres queridos, las ha llevado a organizarse en colectivos en redes sociales, en grupos operativos que con una gran energía y con todas las limitaciones que se puedan contar, son incansables, buscando la verdad y la justicia.
No tenemos nada que celebrar, es quizá la principal consigna en sus marchas en sus manifestaciones, marchan para recordarle a la sociedad, pero, sobre todo, para recordarle a las autoridades que siguen acumulando un pendiente: garantizarles, verdad y justicia por sus hijos desaparecidos.
El gobierno mexicano parece no estar interesado en que este problema sea prioritario en el Estado mexicano y se encuentra en alternativas de solución que no solamente de señales para encontrar a sus desaparecidos, además evitar que se sigan acumulando casos de desapariciones forzadas, a sabiendas de qué detrás de cada uno de esos casos hay toda una problemática familiar, social, comunitaria, que desgarre el alma que destroza a cada uno de los miembros de la familia, porque pasan los días y sólo acumulan incertidumbres.
Es verdad que las crisis de derechos humanos en México llevan décadas, pero hoy son más visibles que nunca, poco a poco se han ido popularizando, expresiones, y en particular palabras que describen el horror de las desapariciones… es verdad que le podría pasar a cualquiera saliendo de una casa yendo a una fiesta caminando, simplemente por la calle, pero en vez de investigar las autoridades han encontrado el mecanismo para re Victimizar a todas las personas que les ha pasado esto, acusando, sin argumentar, que, pues, seguramente andaría en malos pasos.
Las madres buscadoras y sus familias hoy están en todo el país, aprendieron cómo llenar una ficha de localización, a poner una denuncia y salir a buscar en donde sea, cómo se pueda, han buscado mecanismos para capacitarse entre ellos, para comunicarse señales o posibles alternativas de búsqueda que les puedan dar respuesta a su ansiedad, a su desesperación… ha sido la manera de enfrentar a las autoridades que se distinguen, especialmente por su indiferencia, por sus otras maneras de desdeñar los esfuerzos de búsqueda de las madres que sufren todos los días, buscando alguna señal que les permita encontrar a sus hijos.
Su carácter y firmeza entre las autoridades indiferentes les ha permitido que este tipo de violencia fuera tipificada en el código penal federal, y además que se creará la ley general en materia de desaparición y el sistema nacional de búsqueda. Al menos estructuras legales, leyes exprofeso las han logrado, lo que no han logrado, todavía es que la autoridad las voltea a ver consentido de responsabilidad con interés en reducir las dimensiones del problema, porque, lo que es un hecho, es que sigue creciendo el número de desaparecidos y por tanto de familias afectadas y de madres que sufren la pérdida de sus seres queridos, sin que el Estado tome decisiones formales, con excepción de las que les sirven para ajustar sus informes y hasta presumir.
Sigue pendiente cumplir con la instrumentación de la ley, actualizar los protocolos, aplicar los recursos económicos a los que está obligado el Estado mexicano para garantizar la seguridad y la protección de todas las familias que buscan a sus seres queridos.
En esta lucha, la de las madres buscadoras, han encontrado importantes aliados en periodistas, en medios de comunicación que se han sumado a los procesos de búsqueda, que han arriesgado su vida en evidenciar como las autoridades obstaculizan, no garantizan la seguridad de los ciudadanos y mucho menos dan herramientas para el trabajo de investigación. Evidencian como las autoridades siguen sin hacer su trabajo y todos los desaparecidos son una cifra, un número que puede ser discutible, y que en general sirve para salir al paso con las declaraciones del momento.
El registro nacional de personas desaparecidas y no localizadas manejando por la Comisión nacional de búsqueda de personas muestra un registro de 116,294 personas, pero el 97% de estas desapariciones sucedieron posterior al año 2006, y no reflejan el tamaño ni la magnitud de la tragedia, que se describe.
Durante la administración del presidente López, el gobierno se empeñó en decir que las cifras de las personas desaparecidas disminuyeron en su gobierno y hasta argumentaban que las habían localizado casa por casa, sin embargo, las familias de las víctimas de desaparición denuncian que el gobierno durante el sexenio anterior, y lo que va de este desaparece a sus familiares, es una segunda vez, es decir lo resuelve borrando de las listas de su propio registro nacional.
En un contraste alarmante, en respuesta a la negligencia del gobierno mexicano, las madres buscadoras han hecho crecer sus colectivos para darle cada vez mayor importancia a los más de 60 colectivos de México que permanecen integrados, unidos para hacer efectiva la ley de desaparición y lo más importante dar con sus familiares.
La búsqueda de sus seres queridos, sin lugar a duda, es una tarea compleja y por desgracia, altamente peligrosa numerosas madres y familiares han recibido amenazas de muerte y varias han sido asesinadas, fruto de su esfuerzo, han logrado encontrar varios crematorios clandestinos y que es mejor clasificarlos como lugares de exterminio activo. La inseguridad que viven las madres y familiares buscadoras al ir donde las autoridades no quieren y exigir al Estado mexicano, abrir canales de comunicación y un espacio de trabajo para abordar el tema de la seguridad y la protección efectiva. Parece ser una petición en un idioma ininteligible para el gobierno mexicano.
¿Dónde está nuestros hijos?
El día de las madres, el colectivo “Hasta Encontrarte” llevo a cabo su protesta pacífica donde extendieron fichas de desaparición como un grito urgente: ¿dónde están nuestros hijos? Y además de exigir justicia, esta expresión de protesta denunció la violencia contra las madres buscadoras que han sido asesinadas por buscar a sus seres queridos en fosas clandestinas, lo que refleja el peligro constante que enfrentan por ejercer su derecho a la verdad.
Las organizaciones de madres buscadoras, por ejemplo, en Sonora han logrado encontrar 1230 cadáveres en fosas clandestinas y han localizado a 1300 personas vivas desde 2019. Las actividades públicas incluyen la difusión de carteles para solicitar información al público y la realización de protestas en los espacios públicos, las madres buscadoras han mostrado ser eficientes, tenaces, y por supuesto, responsables en su labor, a pesar del gobierno, y contra toda expectativa, porque no cuentan con ningún recurso para su búsqueda, no cuentan con elementos económicos que les ayuden a movilizarse en sus labores.
Es el humo blanco que anuncia una nueva etapa en la vida de la iglesia católica y en la vida religiosa de la humanidad, los 133 cardenales eligieron al nuevo papa León XIV, el cardenal, nacido en Chicago y vinculado a misiones de los padres Agustinos en el Perú desde 1985, es la persona que llevará los bártulos de sucesión de Pedro y de sucesión de Francisco, es decir el primero y el último de los papas en la iglesia católica.
Larga vida al Santo Padre qué ha decidido retomar desde la sensibilidad de los temas sociales, el compromiso del magisterio de la iglesia.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.