La presidenta de México envió a la Cámara de Diputados el presupuesto de gasto para el año 2025. Como usted sabe estimado lector es la Cámara de Diputados el único organismo del poder legislativo que tiene el poder constitucional para aprobar, o en su defecto corregir el presupuesto que presente el poder ejecutivo del país.
Es una premisa lamentable, pero desgraciadamente para el país es mejor considerar el hecho de una relación subordinada del poder legislativo a las decisiones que provengan de la presidenta de México, dicho de otro modo, a los señores diputados, no les interesa atender, estudiar y buscar una mejor alternativa para la ejecución del gasto público en nuestro país, porque lamentablemente en este sexenio los diputados han sido propuestos para obedecer, no para pensar.
Independientemente del ejercicio de sus responsabilidades legislativas, la realidad es que el ejercicio del gasto indica las prioridades del gobierno, sus intereses particulares, de los grupos, tribus, manadas que se encuentran ostentando los recintos de poder. De manera que no debería de extrañarnos que desconozcan deliberadamente el impacto que pueda tener su irresponsabilidad en la aprobación de un presupuesto de gastos que ya ejerce el poder ejecutivo, en tanto que ha preparado reestructuras y ajustes antes de qué se haya votado e inclusive de qué se haya discutido.
Por si las diputadas y los diputados tuvieran un espacio de interés en conocer el entorno de su responsabilidad institucional de aprobar los presupuestos, estos datos podrían de algún modo orientar el carácter de sus decisiones.
Las estimaciones de crecimiento en América Latina y el Caribe son ligeramente superiores a las del año inmediato anterior, sin embargo, es la región del mundo que manifiesta un dinamismo menor, aunque persisten desafíos importantes como la corrección de los desequilibrios fiscales, la reducción de la deuda, la recuperación del poder adquisitivo y evaluar los avances logrados en la reducción de la pobreza durante los últimos 10 años.
Tampoco se tiene a la vista la posibilidad de un crecimiento sustancialmente mayor porque la inversión tanto pública como privada sigue siendo baja, en general. Los datos económicos sugieren que la región de América Latina y el Caribe podrían estar perdiendo las oportunidades del nearshoring y de friendshoring, es decir, la estrategia para llevar operaciones en el exterior a países cercanos o países con buenas relaciones.
Una vez que parecen superados los desequilibrios de la post pandemia, se abren oportunidades valiosas para que se abordaran una agenda de reformas largamente, esperadas y cruciales para el progreso de nuestro país, abarcando específicamente áreas estratégicas como la infraestructura, educación, regulación, competencia y políticas, tributarias y también algunas gestiones de corto plazo que permitirían resolver el alto impacto que tiene la economía del país. La insuficiente modificación en los índices de pobreza y desigualdad que lleva al gobierno a implementar medidas directas como repartir dinero bajo una estrategia de gasto social o como incrementos al salario mínimo para asistir a los más vulnerables, a este factor es importante agregar una dimensión particular de la pobreza que tiene que ver con la inseguridad alimentaria y el costo de la alimentación no saludable.
La región de América Latina y el Caribe no ha logrado vencer, retos, persistentes en materia de infraestructura, educación, salud, productividad y violencia que son factores que limitan su competitividad.
Sería posible que la región de América Latina y el Caribe estuviera cerca de ganarle la batalla a la inflación, y sin embargo la tasa de crecimiento para el 2024 estimada en 1.9% es la más baja entre todas las regiones del mundo, lo que pone de relieve los persistentes obstáculos estructurales, en general, hay una previsión de estos países del continente de un crecimiento promedio de 2.6% si la región quisiera acelerar el crecimiento tendría que estar aprovechando la actual dinámica económica, la desigualdad persistente, los impuestos elevados a la inversión productiva que limita el crecimiento y la continua falta de espacio fiscal.
La oficina de la economista en jefe del Banco Mundial para la región de América Latina y el Caribe genera información oportuna, relevante sobre reformas políticas e institucionales en la región. Elabora artículos de investigación e informes sobre los problemas del desarrollo más a los que se enfrenta el continente.
Es probable que países como Brasil y Perú, alcancen sus metas de inflación en 2024, las demás economías, no lograrán esa meta, las expectativas inflacionarias, se mantendrán ancla y las autoridades monetarias comenzarán a reducir tanto las tasas nominales como las tasas reales de interés, es decir, hay elementos de la inflación, que siguen siendo inflexibles, con los precios de los combustibles y los alimentos por encima de su tendencia de largo plazo.
Por el lado financiero, las tasas más bajas reducirán la presión sobre los hogares y las empresas. El choque al servicio de la deuda tiene lugar en un contexto donde el crédito el consumo como porcentaje de la tica documente, se duplicó en los últimos 20 años en muchos países estos riesgos deberían seguir siendo monitoreados.
En cuanto a los aspectos fiscales, el gasto público sigue siendo muy elevado, aunque pudiera esperarse cierto alivio a partir de la reducción de las tasas de interés, si es que este ejercicio de reducción se da. Las transferencias a personas y empresas como se tuvieron durante el periodo de la pandemia siguen disminuyendo, Aunque de manera incompleta, mientras que, en muchos países, los demás gastos no disminuyen o inclusive han aumentado en términos generales. Los avances en cuanto a reducción de la deuda son limitados: la relación deuda/PIB aumento en 2024 hasta 62.8%, y sigue por encima de los niveles observados en 2019, de 59.1%, es decir, los gobiernos de la región de América latina son, por lo menos ineficientes incompetentes para la reducción del gasto y para la mayor recaudación tributaria. Es verdad que hubo una cierta reducción en los desequilibrios de cuenta corriente, aunque la mayor parte se debe al estancamiento de las inversiones.
Los bajos niveles de acumulación de capital público y privado, junto al bajo crecimiento de la productividad. En un horizonte extendido es un mal augurio para el crecimiento a largo plazo.
Con estos indicadores y un esquema de prioridades en el poder ejecutivo mexicano que sólo ve a través de la rendija de su proyecto político izquierda, burocrática hace de mayor riesgo. Las conductas autócratas de la actual presidenta e incrementa el riesgo del estancamiento económico por otros sexenios más.
Hasta la próxima en PROSPECTIVA.