Jóvenes menores de 35 años, economistas, empresarios, académicos, ciudadanos del mundo preocupados por el comportamiento global, por el hambre, la pobreza, la urgencia de humanismo… Convocados en Asís, Italia para el mes de marzo y ante los efectos de la pandemia, se realiza ahora en noviembre.
La economía de Francisco… no podría tener mejor nombre, inspirador evento desde la tierra de Francisco y Clara de Asís.
Jóvenes de los cincos continentes y millones de seguidores en las redes sociales intercambiando opiniones sobre una nueva mentalidad económica que permita ayudar a los maltratados, los pobres y los excluidos — una vez superada la pandemia.
Al mismo tiempo, en México, una audaz convocatoria para los laicos en acción, Miles de jóvenes mexicanos en sintonía con la jerarquía de la iglesia católica convocando a un encuentro solidario con los más afectados por la pandemia y la crisis económica. Es la hora de los laicos… el compromiso de los católicos con la solidaridad, con el mayor bien social, con el bien común.
De esta crisis saldremos fortalecidos o más dañados pero no igual, nada se parecerá la realidad que dejamos atrás, después de los meses que hemos vivido… Es verdad que no estamos viendo cerca el final de esta crisis, que nos falta mucho tiempo para protegernos, manteniendo sana distancia y sin embargo es tiempo de repensar la dinámica de nuestra sociedad, de la vida interna de las universidades, de los objetivos y prioridades de los centros de investigación, de cambios generacionales en las empresas, de evolución en la mentalidad para la competitividad de las mismas, volteando a ver que la principal riqueza de la dinámica de los centros de trabajo son las personas.
Repensar la economía desde una perspectiva solidaria para proponer a la humanidad nuevos modelos de desarrollo, como el de Francisco; inclusivo, respetuoso con el medio ambiente, fraternal, humano. Modelos de referencia donde el dinero es un instrumento y no el centro de quehacer económico.
Qué importante puede ser para todas las generaciones pasar de una economía líquida a una economía social que invierte en la persona como el centro de la actividad económica.
Desde luego que es una convocatoria creativa, innovadora referida a un cambio generacional que por lo pronto deja ver que las estructuras económicas no aguantan más mecanismos de proteccionismo a ultranza y tampoco de un libre mercado sin restricciones. Se plantean iniciativas con responsabilidad social.
Ante las iniciativas “progresistas” que terminan en esquemas de una especie de socialismo trasnochado, caduco o modelos rígidos, cargados de fanatismo ideológico, cabe la alternativa humanista donde el centro de la política económica es el desarrollo humano.
No es el mayor bien la concentración del capital en muy pocas manos porque viene acompañado de millones de seres humanos que viven sin esperanza, sin oportunidades, sin posibilidades. Es verdad que veinte países concentran el 85% de la producción económica pero no equivale a la mayor capacidad para una mejor distribución de oportunidades económicas.
Bienvenidos los nuevos modelos de desarrollo inclusivo, respetuoso del medio ambiente fraternal, eficiente, innovador, humanista.
Hasta la próxima PROSPECTIVA.