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jueves, abril 18, 2024

El Síndrome de Adán en la economía nacional

“Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella”
Facundo Cabral

 

Parece que el culpar a los demás de las cosas que nos salen mal es parte de la condición humana. En menor o mayor grado todas las personas somos propensas a no admitir que hacemos las cosas mal y que digamos que los resultados adversos no se deben a nosotros sino a otras personas o factores fuera de nuestro control. A esto en sicología se le conoce como Síndrome de Adán.

Esto es lo que al parecer padecen algunos de nuestros políticos cuando se les pregunta el porqué de la mala marcha de la economía nacional. Para los funcionarios del gobierno federal los dos culpables de que las cosas no vayan bien son básicamente el hecho de que Estados Unidos no se ha recuperado en su crecimiento económico y el que no se han aprobado las reformas estructurales hasta ahora planteadas. En el discurso oficial parece no haber otros elementos que incidan en nuestra mala marcha, y desde luego que no hay de su parte responsabilidades no atendidas ni omisiones.

Y es que después de que se dieron a conocer los desastrosos datos del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de México en los primeros dos trimestres del año (0.6% en el primero y 1.5% en el segundo), los que motivaron a que se revisara a la baja la perspectiva de crecimiento para todo el año de 3.0% a 1.8%, pues a alguien había que echarle la culpa, y como en muchas ocasiones el villano resulta ser la economía estadounidense, no obstante que ésta creció a una tasa de 2.5% en el segundo trimestre del año.

En este sentido se dan las recientes declaraciones por parte del Secretario de Hacienda, Luis Videgaray Caso, quien señaló que el crecimiento económico mediocre que tendrá México este año es un “llamado a la acción” para realizar las reformas estructurales que habrán de quitarle el freno al crecimiento. ¿A cuales reformas se refiere el Secretario? A la reforma en materia de competencia económica, la reforma financiera, la reforma energética y la que habrá de presentarse en los próximos días a la Cámara de Diputados, que es la reforma hacendaria.

Además de lo anterior el funcionario dijo la semana pasada que la economía nacional tendrá un mejor desempeño en el segundo semestre de este año por un mayor dinamismo de la economía de Estados Unidos y la aceleración prevista del gasto público.

Así pues, en las declaraciones de la máxima autoridad fiscal del país, después de haberse dado a conocer las desastrosas cifras del PIB nacional, sólo hay tres elementos que incidirán en el crecimiento económico: reformas estructurales, regularizar el gasto público y que Estados Unidos crezca. Evidentemente los mexicanos podemos incidir en las dos primeras únicamente.

Estas declaraciones deben preocuparnos porque pareciera que desde el gobierno federal no ven o no importan todas las demás variables que también inciden en la vida económica del país como la negociación inteligente de los tratados comerciales que están por firmarse, el tener una estructura arancelaria correcta, el equilibrar la balanza comercial con China, y el contar con un tipo de cambio competitivo. Además de lo anterior, están el apoyo a las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) a través de un Instituto Nacional del Emprendedor funcional, el combatir eficazmente al contrabando y la subvaluación, la lucha contra el comercio ilegal, entre muchos factores más que tienen un impacto directo en las empresas nacionales.

Pero la verdad es que siempre será más fácil echarle la culpa de nuestros problemas a las cosas que no podemos controlar como el crecimiento del PIB de Estados Unidos o la aprobación de reformas estructurales que dependen de que se pongan de acuerdo la mayoría de los 500 diputados y 128 senadores.

Pero el Secretario de Hacienda mexicano no es el único que le echa la culpa a Estados Unidos de los problemas económicos. El pasado 28 de agosto en una nota publicada en El País, se da cuenta de que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, ha reprochado a EE.UU. la decisión de inyectar “billones de dólares” en su economía con su plan de estímulo. Una medida que, según la gobernante sudamericana, ha provocado una “violenta depreciación cambiaria” en el mundo.

Y es que allá también hay que echarle la culpa a alguien ya que en Brasil tuvieron que recortar también su previsión de crecimiento económico de 4.0% a 2.5%.

Tal vez la única nación que no le echa la culpa a Estados Unidos de su destino económico es China, país que en este año espera crecer a una tasa del 7.5%, sin importarle demasiado en el discurso si Estados Unidos sale o no de su estancamiento económico. Los chinos tienen una alta autoestima y han sabido desarrollar su mercado interno de tal manera que siguen creciendo a pesar de las adversidades mundiales, y no sólo eso sino que de acuerdo con su viceministro de Hacienda, Zhu Guangyao, la tasa de contribución del país al crecimiento de la economía global será este año del 27.8%.

Y ya que hablamos de China, el fijar como objetivo nacional el que tengamos un comercio equilibrado con dicha nación debería ser tan importante para el gobierno federal como una reforma estructural, ya que en 2012 registramos con dicha nación un déficit en la balanza comercial de -51.215 miles de millones de dólares (mmdd), mientras que en los primeros seis meses de este año el déficit ya asciende a -25.415 mmdd. Son números que se dicen fácil, pero el déficit comercial acumulado con China en 2012 y lo que va de 2013 representa casi el 7.5% del PIB de México.

Aunado a lo anterior, se debe mencionar que de acuerdo a un estudio reciente elaborado por Enrique Dussel y Kevin Gallagher, difundido por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), China desplazó a Estados Unidos en 53 sectores productivos de México, y el único sector de México que no está bajo amenaza de China es el de los automóviles, camiones y sus autopartes porque son artículos físicamente pesados para transportarlos desde ese país al mercado norteamericano.

Con estos hechos en mente queda claro que el equilibrar la balanza comercial con China y proteger nuestros mercados en Estados Unidos traería más riqueza y empleo a las empresas mexicanas que inclusive la reforma energética. Pero esto no es prioridad del gobierno federal y por lo tanto no hay un plan para tal fin, y lamentablemente parece que estamos de brazos cruzados esperando que se cumplan los buenos deseos del Secretario de Hacienda.

Otro tema a destacar que incide en el crecimiento económico y que ahora en día constituye una grave amenaza que podría sumir al país en una fuerte recesión es la posibilidad de que se apruebe una reforma hacendaria hacía finales del año que simplemente cobre más impuestos a quienes ya pagamos (y como siempre, no se toque a los evasores ni los regímenes especiales). Esto ya a lo advirtió el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) al calificar como “inaceptable e inadecuada” una reforma fiscal “meramente” recaudatoria que exija más a los contribuyentes cautivos.

La realidad es que si se pretende modernizar Pemex, y se busca que esta empresa pueda tener mayores niveles de inversión en infraestructura, pues el gobierno federal le disminuirá la carga fiscal de manera importante. Aunado a lo anterior, el gobierno federal necesita más recursos para hacer frente a los compromisos de campaña que no se han podido cumplir, y ante la desaceleración económica nacional, pues hay altas probabilidades de que se den fuertes alzas en las tasas de impuestos tanto al consumo como a las empresas que ya pagan. Y esto último puede dañar las posibilidades de crecimiento económico nacional, aunque después nos vayan a bombardear con una campaña publicitaria diciendo que el pagar más impuestos ayuda a que México crezca (nada más alejado de la realidad).

A manera de conclusión quisiera señalar que son muchas las políticas públicas que deben llevarse a cabo para que México acelere su crecimiento económico, y las reformas estructurales son sólo una parte importante. Por otra parte México no puede bajo ninguna circunstancia seguir atenido a lo que le pasa a Estados Unidos, y debe de una vez por todas desarrollar su mercado interno.

Las cosas están complicadas en materia económica, y esto ha contaminado la parte social. El gobierno federal no puede seguir echándole la culpa de los malos resultados en materia económica a los villanos de siempre, sino que debe asumir su responsabilidad y entender qué es lo que debe hacer para avanzar dejando de lado la idea absurda de que permitiendo importaciones de productos baratos (aunque sean nocivos a la salud y de baja calidad) es como la gente estará tranquila. Lo que se requiere es crear el ambiente propicio para que las empresas puedan crecer y crear empleos. Si no hacen lo correcto las cosas reventaran y no habrá solución política que contenga la situación, ya que México con más de 115 millones de habitantes es carne de cañón si no se disminuye la pobreza y aumenta el empleo.

 

Correo electrónico: alejandro@gaeap.com. Director General GAEAP*
Twitter: @alejandrogomezt
Página web: www.gaeap.com

Alejandro Gómez Tamez
Alejandro Gómez Tamez
Director General del Grupo Asesores en Economía y Administración Pública. Tel (477) 326-3633 http://alejandrogomeztamez.com/ En Twitter: @alejandrogomezt Visita nuestra página de internet: http://www.gaeap.com/

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