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jueves, abril 25, 2024

La política monetaria y el crecimiento

Durante la semana que concluye se “celebró” el Día del Trabajo y decimos que se “celebró” porque ahora en día a nivel mundial se vive una complicadísima situación en materia laboral. Y es que tan sólo en México al cuarto trimestre de 2011 había 2 millones 437 mil desempleados y 4 millones 293 mil subempleados. Estos datos implican que en nuestro país la Tasa de Desocupación alcanzó al 4.85 por ciento de la Población Económicamente Activa en dicho trimestre. Por su parte, en los Estados Unidos la tasa de desocupación alcanza al 8.2 por ciento de su población económicamente activa al mes de marzo de este año y en la Unión Europea el desempleo ya alcanzó el nivel más alto desde que se lanzó al euro y éste asciende a 10.9 por ciento.

Así, ante estos tiempos complicados el Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, profesor de la Universidad de Princeton, declaró que el permitir el desempleo masivo es “negligencia”. Y en ese sentido acusó a los dirigentes del Banco de la Reserva Federal de los Estados Unidos (Fed) por rechazar la posibilidad de incrementar la inflación, misma que, en su opinión, disminuiría el desempleo.

Y es que esta es la nueva tendencia a nivel mundial, de la cual México no es la excepción. Los bancos centrales ahora en día muestran indiferencia ante el grave problema de desempleo y se preocupan más por tener inflaciones “controladas” que por crear las condiciones que permitan mayor crecimiento de la producción y del empleo. Y lo que Krugman sugiere es que a nivel nacional es preferible tener una inflación un poco más elevada si esto se va a traducir en más empleos.

En México llevamos muchos años sufriendo una política monetaria astringente, la cual resta liquidez a la economía y por lo tanto, en aras de tener una inflación de 3 por ciento, pues las posibilidades de crecimiento económico se ven seriamente limitadas. Y es que es muy sencillo, si la política monetaria se restringe las tasas de interés serán relativamente más altas, lo cual frena la inversión y el crédito, lo que a su vez frena la demanda agregada, el crecimiento económico y la creación de nuevos empleos.

Por el contrario, si el banco central inyectará una mayor liquidez al sistema monetario, entonces las tasas de interés serían más bajas y habría más crédito e inversión, lo cual se traduciría en más demanda agregada, más producción y más empleo. Claro que esto provocaría un poco de más inflación (si es que la economía estuviera trabajando a capacidad plena, cosa que en el caso mexicano no creo que sea cierto), pero también es verdad que al haber un menor desempleo los salarios reales tenderían a aumentar.

Que quede claro que no estoy proponiendo un desorden monetario como el que vivió México en la década de los ochentas que implique hiperinflaciones que deterioran el poder adquisitivo de los trabajadores. Es simplemente una cuestión de que ante una circunstancia en la que México tiene dos millones y medio de desempleados y más de 4 millones de subempleados, pues resulta preferible crecer al 5 por ciento con una inflación del 5 por ciento, en lugar de crecer un 3 por ciento con una inflación del 3.5 por ciento. México tiene una emergencia social y el Banco de México no lo quiere entender y por eso se mantiene terco con una política monetaria inflexible.

Es cierto que en la actualidad la Constitución General de la República le mandata al Banco de México únicamente preservar el poder adquisitivo de la moneda, y no hace mención a otras funciones que debería tener como promover el crecimiento económico y del empleo. Sin embargo, de acuerdo con el director para América Latina de Moody’s Analytics, Alfredo Coutiño, el mandato monetario uniobjetivo del Banco de México ya cumplió su función de reducir la inflación y mantenerla bajo control, y por lo tanto ya es tiempo de que la política monetaria le dedique atención al crecimiento económico.

Así pues, la próxima Legislatura en el Congreso de la Unión debería emprender las reformas constitucionales pertinentes para que el Banco de México contribuya al crecimiento económico y deje de velar exclusivamente por el control de la inflación (y de pasadita por los intereses del sistema bancario nacional al mantener elevadas las tasas de interés).

Si el Congreso no toma cartas en el asunto, la situación social del país se continuará deteriorando independientemente de quien gane los comicios el próximo 1 de julio, ya que con la mera política fiscal no nos alcanza para hacer que México crezca a tasas más elevadas. Y es que tampoco existe una política industrial que ayude a las empresas a aumentar su producción y empleo.

¿Y que hacer de aquí a que llega la próxima Legislatura que realice los cambios constitucionales? Pues el Banco de México podría optar unilateralmente por bajar su tasa de interés de referencia desde el actual 4.5 por ciento, lo cual favorecería el crédito, pero también haría menos atractivo a México para la recepción de capitales internacionales, lo que a su vez depreciaría al peso frente a monedas como el dólar, cosa que vendría muy bien a la planta productiva nacional.

Y es que para darle un respiro a la economía nacional es importante que el dólar se mantenga por encima de los $13 pesos para de esa forma compensar los enormes diferenciales en costo país que México representa. Con un tipo de cambio por encima de los $13 pesos por dólar las empresas mexicanas mantienen cierta competitividad y se evita la entrada masiva de productos de consumo a México, los cuales deterioran la capacidad de generar empleos en el país.

Hay que recordar que en el último reporte publicado por el INEGI se manifiesta una preocupante desaceleración en el crecimiento de las exportaciones, particularmente de las no petroleras, dirigidas a los Estados Unidos (principal socio comercial de México). Y es que dichas exportaciones crecieron en marzo de 2012 a un magro 1.5 por ciento, el porcentaje más bajo desde octubre de 2009.

Es por esta perdida de dinamismo que es fundamental mantener un tipo de cambio competitivo a nivel mundial que permita a los productos mexicanos penetrar mercados a pesar de la desaceleración económica global.

Finalmente, una reflexión importante consiste en analizar que México es libre de determinar su política monetaria y su tipo de cambio, mientras que otras naciones severamente emproblemadas no tienen esta capacidad, tales como España y Grecía, las cuales al formar parte de la Unión Monetaria Europea renunciaron a tener una política monetaria independiente y dejaron de tener una moneda nacional propia. ¿Qué darían estas monedas por tener estos instrumentos de política monetaria que México tiene y no aprovecha? Sin duda que mucho.

Director General GAEAP*
alejandro@gaeap.com

Alejandro Gómez Tamez
Alejandro Gómez Tamez
Director General del Grupo Asesores en Economía y Administración Pública. Tel (477) 326-3633 http://alejandrogomeztamez.com/ En Twitter: @alejandrogomezt Visita nuestra página de internet: http://www.gaeap.com/

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