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jueves, abril 18, 2024

La selectiva competitividad mexicana

A menos de que el Gobierno Federal que inicia el 1 de diciembre, encabezado por el licenciado Enrique Peña Nieto, tomé medidas al respecto, el próximo 1 de enero de 2013 entrará en vigor la tercera y última fase de la dañina política de desgravación arancelaria unilateral iniciada durante el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa.

 Cabe recordar que el gobierno federal saliente inició, a través de un Decreto Presidencial publicado el 24 de diciembre de 2008,  un proceso de baja unilateral de aranceles que implicaba que a partir del 1 de enero de 2009, 2 mil 213 productos entrarían a México libre de arancel y para el año 2010 se sumarían otras 4 mil 412 fracciones también con arancel cero.
Al final de cuentas, se estipuló que para el 1 de enero de 2013, la meta es que todos los productos de consumo final que lleguen a México tengan un arancel máximo de 20 por ciento; los bienes intermedios, de entre 15 y 10 por ciento, y los bienes básicos de 5 o de cero por ciento.
Hemos dicho que esta decisión fue uno de los más grandes errores en materia económica por parte de la Administración de Felipe Calderón, ya que esto se ha traducido en un daño cuantioso para la planta productiva nacional y para la creación de empleos. Y es que este proceso de aperturismo se dio de manera unilateral, sin recibir absolutamente nada a cambio por parte de los demás miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), e inició sin contar con las medidas correctas a nivel nacional que den competitividad a la industria. Simplemente se bajó unilateralmente los impuestos a la importación de toda clase de productos (bienes intermedios y bienes terminados) procedentes de naciones con las que no tenemos un acuerdo comercial, tales como China, Vietnam, Corea del Sur, Brasil, Rusia, entre muchas más.
Cabe señalar que en su momento el gobierno federal señaló que tomó esta medida con el fin de que las empresas nacionales sean más competitivas y para beneficiar al consumidor a través de precios más bajos, pero esto último ha resultado ser una gran mentira; ya que la realidad es que la baja en los aranceles no se ha traducido en menores precios, y lo que si ha provocado es que los importadores ingresen el producto del extranjero más barato y de esta manera amplíen sus márgenes de ganancia mientras que matan o lastiman seriamente a varias ramas de la industria manufacturera nacional.
Es importante hacer hincapié en que en 2009 la Secretaría de Economía Federal y el sector industrial del país firmaron una agenda por la competitividad, la cual consideraba acciones importantes en cuestiones como: a. Sector energético, b. Compras de gobierno, c. Consolidar el sistema  de normalización, d. Simplificación de los trámites de comercio exterior y modernización de aduanas, e. Financiamiento competitivo, y f. Grupos de trabajo y puntos de contacto. Cabe señalar que fueron muy pocos los puntos de esta agenda que se cumplieron, por lo que se registró un daño a la industria manufacturera nacional ya que se abrieron las fronteras, pero no se dieron las condiciones para que fuéramos más competitivos.
Así pues, ¿Por qué decimos que el aperturismo afecta negativamente a algunas industrias manufactureras nacionales? Pues porque varias ramas nacionales no pueden competir con empresas extranjeras porque el terreno de competencia no está parejo. ¿A qué me refiero con esto? Pues a cuatro aspectos principalmente:
1. La apertura económica de México no fue homogénea para todos los sectores; es decir, se pone al sector manufacturero nacional a competir con el exterior, pero no se da una apertura en el sector energético, telecomunicaciones, sólo se da parcialmente en el sector financiero, aeronáutica, entre muchos más. Es decir, se privilegia a la competencia en los sectores tradicionales, pero se protege la existencia de oligopolios y monopolios estratégicos que le restan competitividad al resto del aparato productivo nacional. Aunado a todo lo anterior, nuestra infraestructura de comunicaciones es insuficiente y tenemos un problema creciente de inseguridad, y todo esto se traduce en mayores costos de producción para las empresas nacionales. Y esto no se debe pues a las ineficiencias del empresario mexicano, sino a que muchos insumos no remplazables para la producción son considerablemente más caros en México que en otras partes del mundo.
2. El peso mexicano está generalmente sobrevaluado, mientras que monedas como el yuan chino gozan de una evidente subvaluación. Esto provoca que las exportaciones mexicanas sean relativamente más caras, mientras que las importaciones sean relativamente baratas. Esto ocasiona un desplazamiento de la producción nacional en favor de la producción por parte de extranjeros. Esto, aunado a la baja de aranceles en México resulta una combinación sumamente perjudicial para las empresas mexicanas.
3. Está bien documentado que varias naciones, sobre todo las asiáticas, realizan prácticas desleales de comercio internacional, y esto lo hacen a través de el otorgamiento de apoyos disfrazados, subsidios, exención de impuestos, créditos a tasas preferenciales y no recuperables, violación de derechos de autor, entre muchas prácticas más que dan una ventaja. Es evidente que cuando los gobiernos entran deliberadamente a dar este tipo de apoyos a sus empresas, se crea una distorsión y entonces estas empresas son fuertes en la exportación gracias a los apoyos que reciben, y con eso incursionan en más mercados y destruyen el empleo y la planta productiva de otras naciones.
4. Las aduanas mexicanas siguen siendo porosas y el nivel de subvaluación de los productos importados es realmente preocupante. Existen casos documentados de zapatos que entran a México a un precio inferior a un dólar; o bien chamarras con un precio de $2 dólares, y muchos, muchos más. Así pues, al subvaluar la mercancía, los importadores pagan menos impuestos de los que deberían y con ello ingresan la mercancía pagando también un IVA inferior al que deberían. Así, mientras que el productor nacional es fiscalizado y debe pagar un IVA al 100%, el importador trae una mercancía, la declara a una fracción de su costo y entonces paga solamente una fracción de los impuestos que debería, con ello generando una ventaja competitiva respecto al productor nacional.
Así, queda claro que el gobierno nacional decidió bajar aranceles unilateralmente en detrimento de la planta productiva nacional, sin que hubiese una política industrial de apoyo y preparación para mitigar los efectos negativos de dicha baja de impuestos, y lo peor es que esto no ha beneficiado a los consumidores, sino que solamente se ha enriquecido a los grandes importadores y comercializadores.
Ahora en día nace una esperanza para el aparato manufacturero nacional con la llegada del nuevo gobierno. Y que quede claro que no se está pidiendo regresar al proteccionismo anterior, sino simplemente se solicita que el gobierno sea sensible a que los tiempos de la apertura comercial no fueron los correctos porque simplemente no existían las condiciones necesarias para que muchos de los sectores manufactureros nacionales puedan competir con sus homólogos extranjeros por las razones antes expuestas.
Correo electrónico: alejandro@gaeap.com
Twitter: @alejandrogomezt
Alejandro Gómez Tamez
Alejandro Gómez Tamez
Director General del Grupo Asesores en Economía y Administración Pública. Tel (477) 326-3633 http://alejandrogomeztamez.com/ En Twitter: @alejandrogomezt Visita nuestra página de internet: http://www.gaeap.com/

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