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jueves, abril 25, 2024

Por el bien de México… anímese Dr. Carstens

México está resultando ser un poderoso imán que atrae una gran cantidad de inversión extranjera de corto plazo, mejor conocida como “capitales golondrinos”, y esto ya debería ser motivo de preocupación porque la realidad es que así como entró al país de forma muy fácil, pues de esa misma manera se pueden ir dejando atrás fuertes desequilibrios en las finanzas gubernamentales, empresariales e inclusive personales.
El pasado 7 de febrero se informó en medios impresos que la tenencia de valores gubernamentales por parteresidentes en el exterior sumó 1 billón 595,000 millones de pesos al 25 de enero, y unos días antes había registrado un monto sin precedente de 1 billón 610,000 millones, lo que representa la cifra más alta en la historia del país.  Esto implica en dólares un saldo de 125,581 millones, unos 4,431 millones más respecto del cierre de 2012.
Es importante precisar que de acuerdo con el Banco de México, de los 4 billones 376,234 millones de pesos que hay en el mercado en instrumentos del gobierno al 25 de enero de este año, 36% ya está en poder de extranjeros, cifra mayor al 28% que tenían hace un año, y desde luego que es significativamente superior al 13% que se registró hace 5 años, justo antes de que se desatara la crisis financiera internacional.
¿A qué se debe esta atracción de capitales al país? Pues de forma muy simple podemos decir que al diferencial de tasas de interés entre México y el resto de las economías desarrolladas. Y para poner un ejemplo tenemos que al momento de escribir estas líneas la tasa de interés anualizada de los Cetes a 28 días es de 4.20%, mientras que la tasa anualizada de un Treasury-Bill de los Estados Unidos a plazo de 30 días es de 0.02%, lo que significa que en nuestro país pagamos un rendimiento 209 veces más alto que el pagado por un instrumento similar en los Estados Unidos.
Claro que alguien pudiera argumentar que siempre existe el riesgo de pérdida cambiaria para el inversionista extranjero que invierte en México, pero la realidad es que este riesgo se puede limitar adquiriendo coberturas cambiarias a través de contratos en el mercado de los forwards.  Así pues, no hay lugar a dudas de que nuestro país le paga a los inversionistas internacionales rendimientos muy por encima de lo que podrían ganar en sus países de origen y esto es sin duda de gran atractivo.
Aunado a lo anterior, también tenemos que los grandes bancos centrales a nivel mundial, tales como el de Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, han estado incrementando sus saldos en sus hojas de balance de manera que ahora en día el mundo vive la mayor etapa de liquidez en su historia, y es lógico pensar que todo ese dinero irá a parar a algún lado, y uno de esos lugares es la economía mexicana a través de instrumentos de deuda como los Cetes.
Sobre este asunto, hace unos días, el Gobernador del Banxico, Agustín Carstens advirtió que los elevados flujos de capitales extranjeros a los mercados internacionales podrían estar generando “burbujas” sobre los precios de algunos activos, y que eventualmente esto podría ser un factor de riesgo cuando las naciones desarrolladas reviertan sus políticas monetarias laxas que ahora en día tienen.
Y es que efectivamente existe el riesgo de que ante la dependencia de los recursos provenientes del exterior, el día que éstos se retiren de México (simplemente porque las condiciones internas y/o externas cambiaron), pues sufriremos un abrupto ajuste en el tipo de cambio con el consecuente daño a las finanzas de quienes se hayan ido con la finta de confiar en el “super-peso” que ahora en día tenemos.
Seguramente muchos de ustedes recordarán lo abrupta y traumática que fue la crisis económica de finales de 2008 y 2009, y cómo la fuerte depreciación del peso frente al dólar llevó a la quiebra (o casi quiebra) a varias empresas mexicanas importantes. Fueron momentos muy difíciles para el país, y el tipo de cambio llegó hasta los $15.47 pesos por dólar el 11 de marzo de 2009. A este respecto vale la pena señalar que en 2008 los extranjeros eran poseedores de solamente el 13% del total de valores gubernamentales en circulación, y este porcentaje fue lo suficientemente significativo como para provocar una traumática depreciación del peso. Imagínense que pasaría ahora con una salida masiva de capitales o con una crisis internacional cuando los extranjeros tienen en su poder el 36% del total de valores gubernamentales en circulación. No es necesario decir que ésta extrema dependencia con el exterior nos haría un daño muy fuerte.
Y más allá de este argumento en relación a la vulnerabilidad de la economía nacional ante una salida estrepitosa de capitales, pues tenemos además que comentar sobre el daño que ya se la está haciendo a la planta productiva nacional por la sobrevaluación del peso en un contexto mundial de “guerra de divisas”.
Nuestras autoridades monetarias no han querido entender que el tipo de cambio es una variable fundamental para la competitividad de un país. Cuando una moneda está fuertemente sobrevaluada (como es el caso del peso mexicano en la actualidad) se pierde competitividad, se limitan las exportaciones y se incentivan las importaciones, lo que a su vez se traduce en menor crecimiento de la producción y del empleo.  Es por esto que muchas de las principales economías del mundo han relajado sus políticas monetarias con el fin  de depreciar sus monedas y ganar competitividad comparativa.
En este orden de ideas, y para ilustrar el punto podemos señalar que si hay economistas y políticos extranjeros que entienden bastantemente este fenómeno. Tenemos el caso de Olli Rehn, comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, quien alertó esta semana que concluye  sobre las consecuencias negativas que podría acarrear para los países del sur de Europa una excesiva fortaleza del euro.
Se debe apuntar que desde enero de este año el euro se ha venido apreciando frente al dólar y ha llegado hasta 1.35 por dólar, su nivel más alto desde noviembre de 2011, lo que también provocó que el presidente francés Francois Hollande solicitara una política cambiaria que proteja la moneda de los “movimientos irracionales”. Y es que un euro persistentemente valorizado (fuerte) podría afectar las exportaciones y amenazar la incipiente recuperación económica de la zona, coinciden analistas de dicho continente.
Otro ejemplo más sobre la importancia del tipo de cambio competitivo nos lo proporciona Brasil, quien a través de su ministro de Hacienda, Guido Mantega, señaló recientemente que el gobierno de dicha nación no permitirá que el real vuelva a subir hasta las 1.85 unidades por dólar e intervendrá en el mercado si es necesario.
Así pues, por la vulnerabilidad ocasionada por la entrada excesiva de capitales especulativos al país, y por la pérdida de competitividad relativa ocasionada por la sobrevaluación del peso es que se vuelve urgente que el Banco de México baje paulatinamente su tasa de interés en un cuarto de punto porcentual y al cabo de tres meses se dé otro ajuste de otro cuarto de punto porcentual.
Las minutas de la Junta de Gobierno del Banco de México han dejado entrever la posibilidad de que el Banxico baje la tasa de interés de referencia de su nivel actual del 4.5%; por lo que en un contexto de baja inflación ya se está generando una opinión favorable para que esto suceda para prepararse ante la desaceleración económica nacional e internacional (que ya le pegó al sector exportador nacional que registró un magro incremento de sus ventas al extranjero de 6% en 2012).
Sin embargo, sabemos que para el Banxico no será fácil la decisión de bajar la tasa de referencia porque ahora en día los cabilderos que trabajan a favor del sector bancario y financiero quieren que no sólo las tasas de interés se mantengan, sino que hasta han solicitado que éstas suban, ya que esto les favorece para generar más utilidades con el sector bancario mexicano. Hay que recordar que la banca mexicana está mayoritariamente en manos de extranjeros y éstos bancos le dan a sus casas matriz las utilidades que no generan en sus naciones de origen.
Es por todo lo anterior que desde esta columna le decimos al Dr. Agustín Carstens que este es el momento de hacer algo positivo por México y es por ello que debe haber una baja en las tasas de interés que se traduzca en más empleo y más actividad económica. El mantener las tasas en su nivel actual sólo favorece a los negocios particulares de unos cuantos.
Así pues Dr. Carstens, por el bien de México, anímese a hacer lo correcto.
Director General GAEAP*
Correo electrónico: alejandro@gaeap.com

Twitter: @alejandrogomezt
Alejandro Gómez Tamez
Alejandro Gómez Tamez
Director General del Grupo Asesores en Economía y Administración Pública. Tel (477) 326-3633 http://alejandrogomeztamez.com/ En Twitter: @alejandrogomezt Visita nuestra página de internet: http://www.gaeap.com/

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