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viernes, marzo 29, 2024

La burbuja de internet

* Por: Jonathan Palafox López

Si alguna vez ha tenido una discusión (si no la ha tenido, por favor comuníquese conmigo para compartirme su secreto) donde está seguro de tener la razón, está seguro de haber estado exponiendo información que ha encontrado en varios sitios de internet, y además intenta demostrarlo a su interlocutor mostrándole una búsqueda que recién ha hecho en el calor del momento para hacerle saber su error… por favor, lea esto.

El internet es una herramienta sumamente poderosa y práctica. Ha permitido que más de medio planeta (REF 1) pueda comunicarse instantáneamente, facilitar los servicios y el comercio, difundir las noticias, habilitar el trabajo remoto, concentrar y generar información, así como un sinfín más de bondades que la hacen no solo un diferenciador para aquellos que la utilizan sino indispensable para sostener el modelo económico y operacional del mundo que vivimos hoy en día. Navegarla sin ayuda, sin embargo, representaría un reto para el usuario común, pues sería impensable que pudiera conocer todos los sitios disponibles e ir a ellos directamente para encontrar la información que desea. No son pocas las personas que consideran que Google es internet.

Justo es en esa dificultad donde las grandes plataformas encontraron una oportunidad. Leamos la misión del ya referido Google: “La misión de nuestra empresa es organizar la información mundial para que sea universalmente accesible y útil.” ¿De qué manera lo están logrando? Consideremos, primero, que son Google, Facebook, YouTube, Instagram y Baidu (REF 2) los sitios con más visitas en el orbe, convirtiéndose de facto en los cadeneros o censores de toda la red; para poder presentar resultados que sean relevantes para el usuario que consulta, mantienen una gran cantidad de información respecto del comportamiento del usuario, y lo perfilan: los likes que damos en Facebook, las personas que seguimos en Instagram, las palabras que buscamos en Google… y la lista sigue. Y esto funciona, pues nos acerca, cada vez con mayor precisión, a los contenidos que son de nuestro interés. De esta manera, podemos filtrar los más de 1,880 millones de sitios (REF 3) que tiene internet para llegar a la foto de gatitos que estábamos buscando.

Lo anterior, no obstante, en la práctica nos presenta un riesgo: una visión del mundo sesgada, un internet individual. Es debido a que unos hemos dado like al contenido que ha hablado en contra del gobierno en turno que nuestros dispositivos nos presentan cada vez más información y contenidos relacionados, haciéndonos pensar que el mundo allá afuera está enardecido y descontento con el gobierno, tal como nosotros lo estamos. Otros, por otro lado, han ignorado dicho contenido en el momento en que se presentó, y gracias a que han “seguido” a personas afines al régimen, los contenidos que se les presentan están cada vez más alineados a la doctrina del gobierno, su visión y narrativa, y permite reforzar la idea de que todo va bien. Cuando un miembro de uno de los grupos, entonces, discute con un miembro de otro, les resulta difícil, si no imposible, creer o entender la posición de su interlocutor: a cada uno su mundo les da la razón y los respalda.

Este fenómeno se ha denominado “la burbuja de internet”, un efecto colateral ocasionado por la instrumentación de los algoritmos de las plataformas que usamos para navegar en internet, cuya razón de ser es mantener los contenidos cercanos a los intereses y deseos de los usuarios, aunque esto vaya en detrimento de la diversidad, que existe y que, sin embargo y de manera involuntaria, terminamos ignorando. Hoy podemos ver los efectos de esta segmentación, de estas múltiples burbujas, en la manera en que la gente discute los temas allá afuera. En función de la manera en que se busca la información, desde dónde se busca o quién la busca, se puede encontrar apoyo para la mayoría de las opiniones.

Los algoritmos, cuya función (aunque no la única y tampoco la más importante) es hacernos más sencilla la vida respecto de la navegación de los sitios que existen, funcionan. Intentar atacar el sesgo de la burbuja que provocan haciéndolos menos precisos tal vez no sea el camino, pues solo terminarían complicando la actividad de navegación para todos. Pero hay esperanza, aunque nunca es esta un camino sencillo. La primera alternativa es utilizar los modos de incógnito de las plataformas que los ofrecen; de esta manera, se recolectan menos datos del usuario y, por tanto, se nos ofrecen una mayor variedad de contenidos, pues no se sabe con quién están tratando ni que gustos o preferencias tiene. Si bien aún hay elementos que no pueden evitarse (cómo la ubicación geográfica basada en la dirección de red), el perfilamiento no es tan fino.

La segunda alternativa es todavía más difícil de lograr, pero también mucho más efectiva: desarrollar un pensamiento crítico y con él reconocer que hay más mundo que aquel que se nos presenta en los dispositivos (e incluso identificar las noticias, opiniones y sitios que francamente presentan datos falsos). El pensamiento crítico también nos permitirá mantener apertura para discutir temas trascendentales y estar dispuesto a incorporar ideas bien argumentadas en pro de seguir formando cada vez un mejor criterio, que me parece que es el camino para lograr una mejor sociedad.

Recuerde, vivir en una burbuja es placentero…hasta que la burbuja revienta.

REF 1. El 62% de las personas del planeta son usuarias de internet. Informe Global Sobre el Entorno Digital 2022. We Are Social y Hootsuite.
REF 2. Wikipedia, anexo de los sitios web más visitados.
REF 3. Statista, hasta agosto de 2021.

 

* Ingeniero en Sistemas Computacionales, fundador de Tres Factorial Ingeniería de Software. Miembro de Canieti Guanajuato desde 2018 y Coordinador de la Comisión de Innovación en Concamin.
jonathan.palafox.lopez@gmail.com
twitter @jpalafoxlopez

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