- Publicidad -
jueves, abril 18, 2024

Etapas…

Declaro no tener conflicto de intereses.

La semana que termina fue el regreso a clases de la gran mayoría de pequeños. Las redes sociales estuvieron llenas de memes, fotos, pensamientos y comentarios de las mamás que por primera vez acercaban a sus hijos al preescolar o a la primaria.

Las semanas previas, todas las pláticas giraban entorno a la compra y cumplimiento de la lista de útiles, de uniformes y calzado, de la forrada de libros y cuadernos, así como la ansiedad que causaba en estas mamás la llegada de ese primer día en el que llevarían a sus pequeños a las puertas de los colegios para ser escolarizados. Me conmovieron las fotos publicadas y la expresión de sentimientos encontrados que experimentaban.

Yo escuchaba con atención y no podía evitar remontarme a aquellos momentos en los que viví esos “primeros días de escuela” con mis hijos y el contraste con lo que vivo ahora. Tengo hijos en tres diferentes etapas, la pequeña en primaria, el mediano en secundaria y la mayor ingresará a preparatoria.

Esta semana, mis hijos menores no podían dormir no por miedo o preocupación, sino de la emoción de ya regresar a las aulas y ver de nuevo a sus amigos. Estaban entusiasmados y curiosos de los cambios que podrían encontrar: “¿tendremos nuevos compañeros?, ¿seguirán los mismos maestros? ¿Habrá talleres o actividades nuevas?”.

Mi hija mayor aún está de vacaciones y tal vez es la más inquieta al respecto, pues después de 9 años de estar en la misma institución, cambiará a otro ambiente totalmente distinto y desconocido. Creo que comparto las mismas inquietudes que ella, aunque no dudo de su capacidad de salir avante en esos retos.

Entonces, reflexionaba que – efectivamente – todo en la vida y especialmente en la maternidad, son etapas, cambios…

Que el reto como mamás y papás es brindar el acompañamiento para que los hijos encuentren sus recursos internos para afrontar lo que se va presentando en las diferentes etapas por las que habrán de transcurrir; con los altibajos que posiblemente deberán sortear y con la auto confianza de que cuentan dentro de su ser con lo necesario para hacerlo. 

Te voy a platicar una de las “estrategias” que a mí me han funcionado, esperando te sea de utilidad.

Resaltar sus virtudes, no con frases genéricas, sino con descripciones.

Esto lo observé en el preescolar de mi hija mayor y fue todo un descubrimiento. Luego lo leí en uno de mis libros de cabecera y lo confirmé en el día a día con mis hijos y con mis alumnos de secundaria, preparatoria y universidad en su momento.

Trataré de hacer un ejemplo. En vez de soltarle a tu hijo: “¡eres el mejor en todo!” – cosa que aún con todo tu amor de “mamá gallina”, es poco probable que sea verdad y hasta es probable que el mismo niño se cuestione la veracidad de dicha frase, lo cual podría provocar desconfianza hacia tus afirmaciones e incluso presión por tratar de cumplir con esa expectativa… 

Es más conveniente decir adjetivos específicos y la descripción correspondiente a alguna acción concreta que lo ejemplifique, lo cual le deja más claro a qué te refieres cuando le haces un reconocimiento o halago.

Por ejemplo:

Yo, a mi hijo adolescente: “Eres muy buen bailarín. Lo sé porque cuando participaste en la coreografía del Día del Padre, no sólo te sabías todos los pasos, sino que, además, se notaba tu coordinación, ritmo, sincronía con la música y el gozo de bailar”.

Sí, ya sé, me eché un rollote y sí, ya sé, soy mamá cuervo, pero no necesitas aventarte un choro como ese, sino uno adecuado a la edad y lenguaje de cada uno de tus hijos.  

Yo, a mi hija de primaria: “Eres muy servicial. Noté que se le cayó algo a tu maestra y te acomediste a levantarlo y dárselo aun cuando no te lo había pedido. Viste una necesidad y actuaste”.

Yo, a mi hija quinceañera: “Eres buenísima para enseñar a los niños pequeños, como cuando te ponen a cargo del grupo de Tae Kwon Do y logras explicar la actividad que harán y mantener la disciplina mientras se realiza”.

Son frases que a ellos les permite ver sus cualidades particulares y correlacionarlas con una acción concreta, lo cual les permite repetirla -si lo desean – y hacerse conscientes de sus capacidades de acuerdo con su etapa de desarrollo.

Y no, no es manipulación. Es el regalo de tu atención amorosa hacia lo que ellos son y hacen, expresada en palabras… si decides aplicarla, platícame cómo te fue… 

 

Miriam del Toral
Miriam del Toral
WhatsApp para asesoría de lactancia: 477 674 9021. Asesora especializada en Lactancia y Múltiples, Lactivista, columnista, comunicóloga, especialista en Desarrollo Humano y en Facilitación de Grupos. Acompañante Tanatológica. Es fundadora de Maternidad Sustentable, donde se difunde información sobre lactancia materna y crianza respetuosa. Docente en PILU. Colabora en Fuente de Vida, Grupo de Apoyo a la Lactancia y en UPA Tribu.

ÚLTIMAS NOTICIAS

ÚLTIMAS NOTICIAS

LO MÁS LEÍDO