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viernes, abril 19, 2024

¿Futbol o debate? (1)

Por: Raúl Rodríguez Cortés

Fuerte polémica ha desatado que el canal 13 de Televisión Azteca haya programado para el domingo próximo a las ocho de la noche el partido de futbol de cuartos de final entre Monarcas Morelia (equipo del que es dueño) y Tigres de la Universidad de Nuevo León, exactamente a la misma hora que se realizará el primer debate entre candidatos presidenciales. Polémica que involucró a Televisa porque pautó la transmisión del debate en canal 5 y no en el 2, donde el próximo domingo a las ocho de la noche estará al aire su programa dominical de concurso infantil Pequeños Gigantes 2.

Es claro que los canales 2 y 13 son redes nacionales, tienen, por lo tanto, la mayor cobertura de televisión abierta y están al alcance de un mayor número de mexicanos. De ahí que sean los estelares de cada una de las dos cadenas televisivas y los que garantizarían una mayor audiencia al debate presidencial.

Para mayor entendimiento de la polémica en sí misma y de sus verdaderas implicaciones, son pertinentes contextos y datos. Primero los contextos:

En 2007 se aprobó una pretendida reforma política que, básicamente, se centró en la legislación electoral, específicamente en el uso de los medios de comunicación masiva (radio y TV) para difundir la propaganda de los candidatos a puestos de elección popular. La experiencia de los comicios presidenciales de 2006 había mostrado que partidos y aspirantes con más dinero y apoyo de intereses privados afines, estaban en condiciones de contratar más tiempo aire para sus spots, lo que —se argumentó— alteraba el principio constitucional de la equidad en la contienda electoral.

Lo que resultó fue una sobrerregulación que dejó exclusivamente en manos del IFE la distribución en tiempos oficiales de los spots de partidos y candidatos, con la prohibición expresa a cualquier persona física o moral de comprar o patrocinar mensajes de apoyo o de crítica a cualquiera de los aspirantes.

Esto fue considerado por los concesionarios de radio y TV como violatorio de su libertad de expresión y de la de los eventuales compradores de esos tiempos, incluidos los partidos políticos, prohibición que también significó un duro golpe a los ingresos a los que legítimamente aspiran como empresas privadas.

La reforma de marras no fue muy clara en sus rigores respecto a los debates entre candidatos presidenciales.

Al IFE, es cierto, le fue dada la prerrogativa de ser el organizador de dos debates y se dejó abierta la posibilidad de que canales de TV y estaciones de radio organizaran los propios con invitaciones directas a los candidatos.

Pero de cualquier forma, los debates organizados por el IFE requieren de una salida al aire a la que sólo están obligados por ley los canales que operan con permiso o son públicos (11 y 22), no los que operan una concesión (los de Televisa y TV Azteca).

Estas dos cadenas nunca dijeron que no transmitirían los debates organizados por el IFE que, junto con partidos y candidatos, propusieron y aceptaron que los dos correspondientes a esta elección fueran en domingo, con la intención de que más gente los viera.

Fue así que el primer debate lo programaron para el 6 de mayo a las ocho de la noche, horario en que la mayoría de los ciudadanos está en sus casas. Pero se atravesaron los partidos finales del campeonato de futbol y TV Azteca, con un equipo de su propiedad en el de vuelta de los cuartos de final, decidió transmitirlo a las ocho de la noche por su canal insignia. Y en uno de sus ya comunes arranques de arrogancia, el concesionario Ricardo Salinas Pliego dijo: “Si quieren debate véanlo por Televisa; si no, vean el futbol por Azteca”.

Salinas sugirió, así, que ni siquiera el otro canal de TV Azteca, el 7, transmitiría el debate. Nada lo obliga, es cierto, pero no parece posible que su prepotencia llegue a tanto ni que autodañe su “credibilidad” (que ya sabe que vende) al desentenderse del debate presidencial. De manera que es previsible que sí lo transmitirá por el 7. Y Televisa, por su parte, en ningún momento dijo que no lo transmitiría. De hecho lo tiene pautado para el canal 5.

Hasta aquí los contextos. Los datos se los daré en la próxima entrega. Sólo adelanto tres cosas:

1. Ninguno de los debates presidenciales, iniciados en 1994, ha sido transmitido por los canales 2 y 13. Así que lo que pasa hoy no puede interpretarse como una venganza de las televisoras por la reforma electoral.

2. De los cuatro realizados en 2000 y 2006 (todos entre semana), sólo el segundo de 2000, transmitido por los canales 7 y 9, superó en rating a las telenovelas estelares del 2 y el 13.

Y 3. Monarcas vs Tigres, con todo respeto para sus aficiones, no es un partido que vaya a despertar más interés que el primer debate presidencial de este año.

Comentarios: rrodriguezangular@hotmail.com

Twitter: @RaulRodríguezC

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