El Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública presentó un informe sobre la violencia contra las mujeres.
En el anterior se establecen algunos datos que en verdad asustan por decir lo menos.
Guanajuato cerró el 2018 en el primer lugar nacional con más homicidios dolosos de mujeres con 305. Eso significa un 90% más de las que se tuvieron en 2017.
La forma de violencia extrema contra las mujeres son los feminicidios.
En 2018 el Sistema Nacional de Seguridad Pública reporta en Guanajuato un total de 21. Lo que resulta altamente preocupante es que en 2017 habían sido 11, lo que representa un crecimiento del 75% en este fenómeno.
En cuanto a llamadas de emergencia al 911 los reportes por violencia contra la mujer que recibió la central de emergencias se incrementaron en un 16% en 2018.
Durante el 2018 se registraron 80 mil 400 llamadas en donde se reportaba que alguna mujer había sido víctima de violencia, siendo en su mayoría y como un tema lamentable, dentro de su propia casa, por lo que sufren de violencia intrafamiliar.
Las mujeres son el grupo vulnerable más lastimado de todos. Hoy lamentablemente ser mujer es un estigma y hay que apresurarnos a cambiar dicha situación. Nadie y por supuesto las mujeres en primera posición, deben estar en peligro nunca. No es poca cosa asegurar que el equilibrio y el correcto desarrollo de una sociedad pasa directamente por las manos de las mujeres.
Desgraciadamente no están seguras ni siquiera en los lugares más cercanos a ellas. Peligran en su casa, en la escuela, en el trabajo y en la calle. Eso no puede seguir así.
¿Qué acciones y políticas públicas está implementado nuestro Gobernador para garantizar la vida libre de violencia de las mujeres en nuestro Estado? ¿Qué acciones se realizan desde el Poder Legislativo para establecer las leyes y normativas que aseguren a las mujeres que no exista este flagelo en su vida?
Vemos que crecieron exponencialmente los homicidios contra las mujeres y la violencia intrafamiliar de un año a otro. ¿Cómo lo están previniendo?, ¿cómo lo combaten?
Tendemos a pensar que la violencia necesariamente son golpes y eso no es cierto. La violencia puede ser física si claro, pero también emocional, sexual, económica, etc., y tiene por objeto empoderar al hombre y subordinar a la mujer. Por ello, las políticas públicas del país y del Estado deben ir orientadas a eliminar cualquier obstáculo que evite la equidad entre mujeres y hombres en cualquier ámbito.
El combate a la violencia de género tiene una importante connotación política, pues se requiere aceitar la maquinaria de Estado para avanzar en la prevención, en la educación y una respuesta adecuada de la justicia que contrarreste la impunidad.
Se estima que 1 de cada 3 mujeres ha recibido algún tipo de violencia de parte de su pareja, lo que puede significar mujeres golpeadas, abusadas sexualmente, emocionalmente, etc.
Si bien es cierto se ha avanzado mucho en la legislación en la materia, el problema se mantiene principalmente en la impunidad que la rodea y además me parece que siempre se han orientado mal las estrategias para abordar la problemática. Es decir, la violencia contra las mujeres es un tema de hombres y no de mujeres. Me explico: los hombres son quienes ocupan mayoritariamente las posiciones de privilegio y liderazgo dentro de nuestra estructura política y social. Las políticas de atención del fenómeno siempre se han atendido desde la perspectiva de la mujer y la atención y apoyo se han enfocado en proveerles herramientas de empoderamiento a las víctimas, pero rara vez se atiende el problema desde la perspectiva del hombre. El comportamiento agresivo del hombre es lo que pudiéramos decir “esperable” y es socializado de esa forma. Por ello, más bien al hombre le corresponde reaprender formas de comportamiento que propicien la equidad y, modificar las conductas de opresión y agresividad.
Además, mientras no haya una estrategia eficaz contra la impunidad no se podrá avanzar en el tema.
Me queda claro que en mundo hay mucho trabajo por realizar en la materia. México y Guanajuato no son ajenos a esa necesidad de fortalecer las políticas públicas en la materia, sobretodo en abordar la problemática desde la perspectiva de restar posibilidades al agresor, en lugar de centrarnos en sólo atender a las víctimas.
